Anales de la RANM

215 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 RAMÓN CASTROVIEJO BRIONES Ramírez Sebastián JM An RANM. 2023;140(02):208 - 216 CASTROVIEJO: LA PERSONA Se puede intuir en parte como es la persona por como hace su obra, pero es difícil. Sin embargo, indirectamente podemos saber cómo le ven los que han estado más cerca, este es el caso de su hija Alix que nos describe un retrato más personal del gran hombre que fue su padre. El rasgo más esencial fue su generosidad. “Decimos adiós a una vida entera dedicada a los demás”, fue generoso con sus enfermos, sus amigos y su familia. Fue un hombre sencillo que, habiendo recibido muchos honores a lo largo de su vida nunca los utilizó para lucirse, siempre le gustó que le llamaran tan solo Dr. Castroviejo. Su energía no tenía límites y eso le permitía tener una gran capacidad de trabajo, andaba de prisa y siempre delante de todo el mundo, los demás debían seguirle. Gozaba de una gran memoria fotográfica que le permitía tener rapidez en el diagnóstico y seguimiento de sus enfermos. Un gran amante del deporte que lo fomentó en sus hijos y nietos. Aunque muy trabajador, también era muy divertido en su tiempo libre, le gustaba bailar y lo hacía muy bien. En su vida los enfermos eran lo primero, con ellos tenía una paciencia infinita, les explicaba las instrucciones las veces que hicieran falta sin alterarse. También le gustaban mucho los animales, todos, pero sobre todo los perros que gozaban de un lugar preferente en su mundo y a los que ayudó cuando fue necesario, operándolos para que no se quedaran ciegos. Fue un gran luchador y su lema era “Nunca aceptes un no por respuesta”. Para sus hijos fue un gran padre y para sus nietos, de sobresaliente. El pulso de la ciudad de Nueva York estaba en perfecta consonancia con su personalidad enérgica y dinámica, pero por encima de todo era riojano y allí fue para cerrar el ciclo de su vida. La otra cuestión de su personalidad es su relación con Ramón y Cajal, muy influido por su figura con gustos y aficiones semejantes, la fotografía y el deporte, incluso influencias históricas vitales parecidas. Cajal se licencia en Medicina en 1872, con el comienzo de la tercera guerra Carlista, en 1874 es destinado a la guerra de Cuba en calidad de capitán médico y en 1914 comienza la primera guerra mundial, siguiendo con gran preocu- pación los acontecimientos, consciente por su experiencia en Cuba que las guerras generan muerte y amargura y lamentando además que la ciencia se hubiera puesto al servicio de la produc- ción de armas, lo cual le produjo un gran desali- ento. Castroviejo se encuentra en Nueva York cuando estalla la guerra civil en 1936, lejos de su familia, y la segunda guerra mundial comienza el 1 de septiembre de 1939, las guerras sorprenden a las personas y les hacen plantearse cuestiones y formas de actuar ante la injusticia y la barbarie manifiesta. Castroviejo está fuera de su país y sabe que no es el mejor momento para volver. ¿Qué es entonces lo que busca Castroviejo, durante toda su vida, en esa influencia que parece transmitirle Cajal? Según Diego Gracia en su escrito “El otro Cajal”, publicado en: Santiago Ramón y Cajal: un Nobel Complutense 1906-2000. Cajal en sus diversas lecturas pudo conocer algunos escritos del filósofo Fichte, en 1974 había publicado Algunas lecciones sobre la destinación del sabio , y años después en 1800, La destinación del hombre. Fichte entiende por destinación, ese destino asumible o rechazable libremente por el ser humano; no es, pues, destino natural, sino humano, moral o libre. Es la llamada que todos sentimos en nuestro interior de llegar a ser todo lo máximo que podemos ser y en Cajal, según Diego Gracia, adquiere la forma, no menos imperativa, de “Sé tú, no los demás”. Es un imperativo que se nos impone moralmente y nadie se realiza humana- mente, si no cumple con aquello que es adecuado para su destino. Probablemente Castroviejo supo ver o descifrar justamente eso en Cajal y como él, fue capaz de llegar a ser lo máximo que pudo siendo él mismo. Coherente con sus principios y su vida, su agradecimiento a su nombrami- ento como Académico de Honor, tras repasar los distintos aspectos de su vida, se puede decir que fue tan sincero como él era. Finalmente murió donando sus ojos para que sus corneas fueran trasplantadas y sirvieran para dar visión a los que la perdieron. Con el humor que le caracterizaba dijo “Cuando muera, en el epitafio de mi tumba que pongan: “Despertarme a las 8 am” Muchas Gracias. DECLARACIÓN DE TRANSPARENCIA El autor/a de este artículo declara no tener ningún tipo de conflicto de intereses respecto a lo expuesto en el presente trabajo. BIBLIOGRAFÍA 1. Cánovas Sánchez, F. Santiago Ramón y Cajal. Maestro, científico y humanista. Alianza edi- torial; 2021. 536 p. 2. Castroviejo, Alix. Ramón Castroviejo, mi pa- dre. Tribuna abierta. ABC, 11 enero 1987: 64. 3. DeVoe AG. Ramon castroviejo, md. Trans Am Ophthalmol Soc. 1987;85:6–8. 4. Discurso de Ramón Castroviejo Briones. En- trega del título de Académico de Honor al Excmo. Sr. Dr. D. Ramón Castroviejo Briones de la Real Academia Nacional de Medicina el 27 de noviembre de 1973 p. 7, IIORC, sepa- rata 5-73.

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