Anales de la RANM

133 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 ¿ESTÁN DESAPARECIENDO LOS MAESTROS? Díaz-Rubio M An RANM. 2023;140(02):133 - 141 ¿ESTÁN DESAPARECIENDO LOS MAESTROS? 1 ARE THE TEACHERS D I SAPPEAR ING? Manuel Díaz-Rubio García 1 1. Académico de Número de la Real Academia Nacional de Medicina de España - Medicina Interna Catedrático Emérito. Universidad Complutense “Respetaré a mi maestro de medicina tanto como a los autores de mis días, compartiré con él mis bienes y, si es preciso, atenderé a sus necesidades; consideraré a sus hijos como hermanos y, si desean aprender la medicina, se las enseñaré gratis y sin compromiso. Comunicaré los preceptos, las lecciones orales y el resto de la enseñanza a mis hijos, a los de mi maestro, a los discípulos ligados por un compromiso y un juramento según la ley médica, pero a nadie más.” “Conservaré a mis maestros el respeto y reconocimiento del que son acreedores” (Convención de Ginebra, 1948). “Otorgar a mis maestros, colegas y estudiantes el respeto y gratitud que se merecen” (Declaración de Ginebra, refrendada por la Asociación Médica Mundial, realizó actualizaciones los años (1968, 1983, 1994, 2005, 2006 y 2017). Autor para la correspondencia Manuel Díaz-Rubio García Real Academia Nacional de Medicina de España C/ Arrieta, 12 · 28013 Madrid Tlf.: +34 91 159 47 34 | E-Mail: manueldiazrubio@gmail.com DOI: 10.32440/ar.2023.140.02. op01 Enviado*: 21.03.23 | Revisado: 08.047.23 | Aceptado: 15.04.23 O P I N I Ó N *Fecha de lectura en la RANM INTRODUCCIÓN Desde Hipócrates, * el binomio maestro y discípulo ha sido el eje de la generación e irradiación de conocimientos a lo largo de la historia y la buena relación entre ambos una muestra del éxito o fracaso de un proyecto compartido. El respeto y gratitud al maestro se ha mantenido a lo largo de los siglos como uno de los valores fundamentales de todos los médicos. Sin embargo, durante el siglo XX y lo que llevamos del XXI se han producido cambios importantes no solo en nuestra ciencia sino también en la sociedad. Estos cambios, algunos tremendos, han hecho que determinados valores muy arraigados hayan perdido importancia, cuando no desapare- cido, en el día a día de nuestras vidas. Hace unos años (1) en la presentación del libro Antología biográfica de médicos españoles del siglo XX en esta Real Academia tratamos de forma especial los cambios que se habían producido en la medicina a lo largo del siglo XX en la que pasamos de una medicina muy simple, basada en la experiencia del médico y expresada en lo que llamé medicina de escuelas , a una medicina muy sofisticada y especializada que tenía por guía la medicina basada en la evidencia . En esa disertación incidimos en el cuestionamiento por muchos de la figura del maestro en beneficio de la denominación de jefe, líder, o simplemente profesor, según una determinada jerarquía administrativa, investiga- dora o académica. Durante muchos años he reflexionado sobre el maestro clínico en el ámbito universitario, actual- 1 En el texto se utiliza el genérico, entendiéndose que las referencias al maestro y discípulo lo son también para maestra y discípula. mente extendido a la mayoría de los hospitales españoles. A los maestros, como a cualquier ser humano, se les acaba juzgando por cuanto hicieron y no por las intenciones que en un momento mostraron o por el aplauso de sus colaboradores más cercanos. Ver y estudiar cuanto hicieron a lo largo de su vida da la medida exacta del valor del maestro. De hecho, hay maestros, que lo fueron, a los que nunca se les reconoció en vida, sino tras su fallecimiento, a veces después de mucho tiempo. Por el contrario, a lo largo de la historia, otros fueron calificados en su tiempo de maestros, cuando en realidad no lo fueron. Los más cercanos, cantaban sus excelencias a pesar de apenas tener relación con él, pues dedicaba más tiempo a los intereses personales que a los de sus discípulos. Acertó Cajal (2) llamándoles ilustres fracasados a la vez que estableció diversas clases: diletantes o contempladores , eruditos o bibliófilos , organífilos , megalófilos , descentrados y teorizantes . Hoy, el binomio maestro-discípulo está sufriendo una importante crisis basada en un cuestionami- ento por muchos médicos de la figura del maestro, y por tanto de la del discípulo, que en otro tiempo se honraban de haberse formado junto a uno determinado. Que ello es así, nos lo indica no solo nuestra experi- encia vital sino el estudio, análisis y reflexión de la nueva realidad. En efecto, cuando profundizamos en los currículos vitae o autobiografías de muchos médicos que destacaron, observamos en el decurso de las últimas décadas, el paso de un reconocimiento y admiración al maestro, a veces patológico, a una ocultación o menoscabo de la importancia que tuvo en su formación y desarrollo. En estos currículos o autobiografía, a veces autocomplacientes en demasía, no se percibe mérito alguno de la figura de algún maestro y todo son parabienes para uno mismo. ¿Quién o quiénes fueron sus maestros? o ¿a quién o quiénes reconoce como tal? es algo que el interesado no refiere en ningún lugar.

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