Anales de la RANM
134 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 ¿ESTÁN DESAPARECIENDO LOS MAESTROS? Díaz-Rubio M An RANM. 2023;140(02):133 - 141 LA IMPORTANCIA DE LOS CAMBIOS ¿Qué ha ocurrido en el último siglo y en las recientes décadas para que lleguemos a esta situación después de tantos siglos de exaltación de la figura del maestro? A nuestro juicio existen una serie de hechos, unos de carácter general y otros específicos , que han incidido de forma manifiesta en este escenario, rompiendo todos los convencion- alismos existentes hasta ese momento. Entre los hechos de carácter general son de destacar los cambios sociales y de todo tipo que se han producido durante el siglo XX, con una especial incidencia en el acceso a la información. Dada la extensión y profundidad de estos cambios no incidi- remos sobre ellos. Pero sí dejar constancia de la impronta que dejó la Segunda Guerra Mundial que generó un intenso cambio de mentalidad en todos los aspectos. Destacan entre ellos a nuestro juicio, al margen la gran influencia de los Estados Unidos que abarcó a todos los campos, el espectacular desarrollo en la esfera de la ciencia y la tecnología, el inicio de la computación y la informática, la fuerte presencia de los más débiles en la sociedad, así como el papel de la mujer en la nueva realidad mundial. A ellos habría que sumarle, tras el Juicio de Nuremberg la búsqueda de responsables, no solo en la guerra, sino también en muchos órdenes de la vida. Los modelos europeos de las escuelas médicas con sus maestros sufrieron pronto un menoscabo por la influencia americana, cada vez mayor, que generó dudas y resquemores en las nuevas generaciones. El sentimiento que el modelo de enseñanza y el acceso a las más altas cotas de profesorado quedó cuestionado tras mirar otras formas de trabajar al otro lado del atlántico. Concretamente en España comenzaba en los años 70 a percibirse una manifi- esta debilidad del sentir universitario. Europa de alguna forma quedó vieja. El Mayo francés de 1968 abarcó a toda la sociedad y supuso igualmente un sustancial cambio de paradigma social. El mundo sufrió una conmoción y los eslóganes de estudiantes a los que pronto se sumaron los obreros, fueron el inicio de un revulsivo social en todos los sentidos que se extendió por todo el mundo. Algunos de ellos como, “ No a la revolución con corbata ”, “ Seamos realistas, pidamos lo imposible ”, “ Leer menos, vivir más ”, “ La escuela está en la calle ”, “ Asaltar los cielos ”, “ Queremos todo y lo queremos ahora ”, “ Profesores, ustedes nos hacen envejecer ”, “No le pongas parches, la estructura está podrida” o “ En los exámenes responda con preguntas ”, hacían prever, tras el éxito de este estallido, que muchas cosas ya no serían igual. Sin embargo, el debate de rebeldía no estaba solo en la calle sino también en los lugares más insospe- chados, no quedando al margen la universidad y el mundo de la medicina. La formalidad de la relación maestro-discípulo comenzó a sufrir en esas décadas de forma manifiesta, e incluso en los ambientes de carácter filosófico se debaten determinadas posiciones. Es más, se pone en cuestión la respon- sabilidad del maestro en el comportamiento de sus discípulos, discutiéndose al menos desde la filosofía moral este hecho, resucitando planteami- entos realizados nada menos que en 1889 por Paul Bourget (3) en su famoso libro Le disciple . Reverdecidos viejos prejuicios sobre el maestro y los cambios sociales que se van produciendo en esas décadas se visualizan situaciones y hechos que hasta entonces habían sido anecdóticos, de poca enjundia o enterrados en el silencio. De las críticas no se libran ni los maestros más reverenciados. Muy llamativo y trascendente fue el enfrentamiento dialéctico entre el filósofo Joseph Agassi con su maestro Karl Popper que dejó escrito de forma meticulosa (4) y recogido al pie de la letra por George Steiner (5). En su libro Lecciones de los maestros refiere literalmente las impactantes palabras que dejó escritas Joseph Agassi y que, por su prestigio como filosofo cientí- fico, supusieron un terremoto que se extendió por universidades y centros de formación, conturbando la relación maestro-discípulo. Dice Agassi de Karl Popper: “ Yo no quería cortar nuestra amistad; quería cortar mi aprendizaje. Conseguí lo contrario. Yo estaba de aprendiz con el filósofo que era mi maestro, en el sentido más anticuado de la palabra. Como mi maestro él me educó; como su aprendiz yo trabajé para él. Fue un intercambio justo; yo estaba muy satisfecho con las cosas tal como era: no pedía más … Yo mandaba sobre mi destino en el sentido de que estaba allí por decisión propia … Pero nunca prometí ser una secuela de mi maestro; nunca planteé ocupar su lugar cuando se retirara. Ya sé que en los viejos tiempos el aprendiz tenía que hacer eso y también casarse con la hija del maestro ”. Tremendas palabras que causaron gran impacto y pronto consiguieron adeptos en el extenso universo de los discípulos en todo el mundo. “ La admiración y mucho más la veneración se ha quedado anticuada. Somos adictos a la envidia, a la denigración, a la nivelación por abajo ” señaló George Steiner. Es evidente que los maestros ya estaban por entonces al borde del precipicio. Junto a lo anterior es de destacar la manifiesta crisis de valores que ha invadido en los últimos 20 años nuestra sociedad. El reconocimiento, la admiración, el respeto, el compromiso o el sentido de pertenencia a un grupo de trabajo, entre otros, no son recono- cibles en muchas capas de la sociedad y por ende, en los más jóvenes y en el seno de los lugares de formación. Steiner (5) manifiesta “ Yo describiría nuestra época actual como la era de la irreverencia. Las causas de esta fundamental transformación son las de la revolución política, del levantamiento social, del escepticismo obligatorio en las ciencias… Somos adictos a la envidia, a la denigración, a la nivelación por abajo. Nuestros ídolos tienen que exhibir cabeza de barro. Cuando se eleva el incienso lo hace ante atletas, estrellas de pop, los locos del dinero o los reyes del crimen. La celebridad, al saturar nuestra existencia mediática, es lo contrario de la fama. Que millones de personas lleven camisetas con el número del dios del fútbol o luzcan el peinado del cantante de moda es lo contrario del discipulazgo. En correspondencia, la idea del sabio roza lo risible. Hay una conciencia populista e igualitaria, o eso es lo que se hace ver ”. La sociedad ha cambiado profundamente y tiene hondas repercu- siones en todos los órdenes de la vida.
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