Anales de la RANM

165 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 LA TOXICIDAD CARDIOVASCULAR DE LOS FÁRMACOS ANTICANCEROSOS Tamargo J An RANM. 2023;140(02):153 - 168 que desarrollan IC sintomática alivian los síntomas y reducen la morbimortalidad. El dexrazoxano es un quelante de hierro indicado para prevenir la cardiotoxicidad causada por antraciclinas en pacientes con cáncer de mama avanzado y/o metastásico que han recibido una dosis acumulativa de doxorrubicina de 300 mg/m 2 (540 mg/m 2 de epirubicina), cuando se requiere un tratamiento adicional con antraci- clinas (39,40). c) Discontinuar el tratamiento en pacientes que desarrolllan DV/IC grave. d) Suspender temporalmente el tratamiento con FACs e iniciar el tratamiento cardiprotector en pacientes que desarrollan una DV sintomática moderada o una DV asintomática moderada- grave. La decisión de reiniciar el tratamiento tras la mejoría de la función ventricular y la resolución de los síntomas debe basarse en un enfoque multidisciplinario. Los pacientes con una FEVI ≥50% pero que presentan una reducción significativa de la de la deformación longitudinal global del ventrículo izquierdo o una elevación significativa de los biomarca- dores cardíacos deben ser tratados con ACEI/ ARAII/β-bloqueantes (5). En todos los pacientes que iniciaron un tratam- iento de la cardiotoxicidad se debe realizar una evaluación (clínica, ECG, ecocardiografía, biomarcadores cardíacos) a los 3 (pacientes de alto/muy alto riesgo), 6 y 12 meses (pacientes asintomáticos de riesgo bajo-moderado) tras completar el tratamiento con FACs derivando a cardiología aquellos que presenten nuevos síntomas cardíacos o anomalías en la ecocar- diografía y/o en los biomarcadores. También se recomienda continuar la medicación CV a largo plazo en pacientes con DV sintomática (moderada o grave) o asintomática grave debido a la alta tasa de recurrencias de la IC y en aquellos con DV leve o moderada en los que no se recupera la FEVI al finalizar el tratamiento. Finalmente, se debe realizar una evaluación anual de los factores de riesgo CV en todos los pacientes tratados con FACs potencialmente cardiotóxicos y una reestratifi- cación del riesgo de toxicidad CV para diseñar un seguimiento individualizado a largo plazo. ESTRATEGIAS PARA LA PREVENCIÓN DE LA CARDIOTOXICIDAD El momento óptimo para diseñar las estrategias para prevenir la cardiotoxicidad es el momento del diagnóstico, “antes del inicio del tratamiento” con FACs. Requiere un enfoque personalizado y una estrecha colaboración entre cardiólogos, oncólogos y hematólogos e implica varios pasos (5,41): 1. Realizar una evaluación basal del riesgo CV en todos los pacientes que van a ser tratados con FACs, particularmente si presentan ECVs previas. Esta evaluación incluye una historia clínica y farmacológica (previa exposición a fármacos cardiotóxicos) completa, examen físico, ECG de 12 deriva- ciones, evaluación de la función ventric- ular (utilizando ecocardiograma 3-D con evaluación de la deformación longitudinal global del ventrículo izquierdo; resonancia magnética cardiaca; ventriculografía isotópica) y la determinación de marcadores séricos cardiacos (troponinas cardiacas I or T, péptido natriurético tipo B o la porción N - terminal del pro-péptido natriu- rético tipo B). El valor basal de la función ventricular y los marcadores cardiacos es crítico para guiar el tratamiento y diagnos- ticar la presencia de DV/IC o cardiomi- opatías durante el tratamiento. También se recomienda determinar la PA, perfil lipídico, hemoglobina glicosilada, función renal y el SCORE2 (Systematic Coronar y Risk Estima- tion 2)/SCORE2-OP (Systematic Coronar y Risk Estimation 2-Older Persons) o equiva- lente, para calcular el riesgo de padecer ECV en los siguientes 10 años. En los pacientes con bajo riesgo de debe iniciar el tratami- ento con FACs sin demora; en pacientes de alto y muy alto riesgo (>65 años, con ECVs previas, comorbilidades, polifarmacia y/o disfunción renal) se debe discutir el balance riesgo/beneficio antes de iniciar un tratam- iento con FACs potencialmente cardiotóx- icos, derivando al cardiólogo aquéllos con ECVs preexistentes o hallazgos anormales en la evaluación basal del riesgo cardiovascular para actualizar su tratamiento. 2. Identificar y tratar los factores de riesgo cardiovascular y promover estilos de vida saludables. 3. Identificar los pacientes con mayor riesgo de cardiotoxicidad y seleccionar los FACs y la pauta de administración con menor riesgo de cardiotoxicidad. 4. Definir un plan de prevención y monitori- zación (ecocardiografía, ECG, marcadores) durante y después del tratamiento que permita la identificación temprana y el manejo adecuado de posibles complicaciones cardiovasculares, especialmente en pacientes que reciben dosis altas de antraciclinas. TRATAMIENTO DE LA CARDIOTOXICIDAD A priori, el tratamiento debe ser el mismo que el de los pacientes no oncológicos siguiendo las guías de la SEC y las indicaciones que figuran en las fichas técnicas de los FACs aprobadas por la Agencia Europea del Medicamento. Sin embargo, debemos señalar que es posible que la fisiopatología de las ECVs pueda ser distinta en pacientes con y sin cáncer y que la presencia del cáncer puede limitar las opciones terapéuticas disponibles.

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