Anales de la RANM

260 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 OLA DE CALOR Y MUERTE CARDIOVASCULAR Berrazueta Fernández JR An RANM. 2023;140(03): 259 - 263 o central dentro de un rango de pocos grados centígrados compatible con todas las funciones vitales. Como en todos los animales endotérmicos (generadores de calor interno) la otra fuente de calor la obtiene el organismo del metabo- lismo de los distintos principios que capta de la ingesta o por la actividad de los distintos sistemas orgánicos. Estos procesos termogénicos propor- cionan una ganancia de calor. La temperatura corporal se detecta en las neuronas termo sensibles del hipotálamo o termorrecep- tores centrales que regulan su actividad para tratar de mantener la temperatura central normal de 36 a 37º C. Si la temperatura ambiente es baja, y afecta al centro termorregulador, éste obliga al organismo a generar y mantener el calor reduciendo el flujo cutáneo y aumentado el músculo esquelético (convección). A la inversa, si la temperatura ambiente aumenta, el hipotálamo trata de mantener la temperatura central normal, redistribuyendo el flujo sanguíneo a la piel y produciendo sudoración en un intento de reducir la temperatura corporal (radiación). En las respuestas de pérdida de calor intervienen también células termorreguladoras periféricas en la piel y en las mucosas oral y urogenital y otras señales no térmicas, como la deshidratación, y quimiorreceptores musculares que responde a metabolitos y citoquinas generados durante el ejercicio (9). La temperatura corporal es asimétrica, el límite superior tolerado por el núcleo interno del organismo está a pocos grados centígrados del límite de supervivencia, que posiblemente está determinado por la desnaturalización de las proteínas reguladoras. El máximo térmico crítico es de 41,6º C a 42 º durante 45 minutos a 8 horas que si se supera es prácticamente letal (10). A temperaturas aún más extremas (49°C a 50°C), todas las estructuras celulares se destruyen y se produce la muerte celular en menos de cinco minutos (11). Cuando la temperatura corporal desciende de los 35 grados, el organismo se encuentra en hipotermia, baja el nivel de conciencia y el temblor incoer- cible es uno de los síntomas más evidentes, pero cuando alcanza temperaturas inferiores a 32 grados, cesan los temblores y puede producirse la parada cardiaca, que puede ser inevitable con temperaturas corporales inferiores a 26 grados. La falta de protección ante bajas temperaturas ambientales o la inmersión por debajo de 0º puede ser responsable de la muerte por congela- ción (12). Por tanto las funciones fisiológicas se mantienen dentro de los rangos de temperatura corporal condicionados por la temperatura ambiente. Fuera de los límites con calor extremo o frío extremo, se pone en riesgo el mantenimiento de numerosas funciones vitales sin que existan mecanismos de adaptación que corrijan, fuera de esos límites, las funciones fisiológicas y con ello la vida (13). CONTROL DE LA TEMPERATURA Con el desarrollo económico y social, la tempera- tura exterior se amortigua por el control de la misma en la mayoría de los hogares, manteniendo temperaturas que la varían, para la mayoría entre los 17 y los 30º C. Fuera de esos límites de estabi- lidad térmica, la gente no vive cómodamente. Sin embargo estos límites pueden ser menores en caso de enfermedad o de edad avanzada, que hace a esta población más susceptible a los cambios térmicos extremos (14, 15). Los adultos sanos poseen eficaces mecanismos reguladores del calor para hacer frente a los aumentos en la temperatura exterior hasta un determinado límite. El cuerpo puede aumentar la pérdida de calor radiante, por convección y evaporación por medio de la vasodilatación y transpiración. Las temperaturas elevadas causan varios síndromes clínicos, como la insolación, el agotamiento por calor, el síncope por calor y calambres por calor (16). El ictus por calor severo ocurre cuando la tempera- tura corporal central supera los 40º C y desenca- dena un daño multiorgánico. El golpe de calor tiene una relación caso / mortalidad elevada, con una rápida progresión hasta la muerte (en cuestión de horas). En los supervivientes, se producen frecuentes secuelas con daño permanente en distintos sistemas orgánicos (17) que pueden causar grave daño funcional que aumenta el riesgo de muerte prematura. La Agencia Estatal (Española) de Meteorología (AEMET) informó que el mes de Julio 2022, la temperatura media fue la más alta de las registradas en España, en cualquier mes desde 1961, tanto en la península como en Baleares. Además, fue el tercer mes de Julio más seco del siglo XXI, las precipitaciones no llegaron a alcanzar la mitad del valor normal. La temperatura media en la España peninsular fue de 25,6 °C, valor que queda 2,7° C por encima de la media de este mes (periodo de referencia: 1981-2010). Fue el mes de julio y el mes en general, más cálido desde el comienzo de la serie en 1961, habiendo superado en 0,2° C a julio de 2015, que era hasta ahora el más cálido de la serie (18). Funcionalmente un aumento de temperatura por encima de las cifras normales en los registros durante un periodo más o menos prolongado se puede considerar una Ola de Calor . No hay una definición concreta de este término, pero se acepta en diferentes publicaciones, que tiene que ser un periodo de dos o más días consecutivos con niveles de temperatura en el percentil 90 o superiores a la estimada como normal en ese periodo (19). Es importante fijar estos límites porque las olas de calor se acompañan de aumento de la mortalidad en la población. La AEMET ha señalado que la ola de calor de Julio 2022 fue excepcional en duración e intensidad, afectó a la España peninsular y

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