Anales de la RANM
300 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 NERVIO MASETÉRICO VS. NERVIO HIPOGLOSO Henares Á, et al. An RANM. 2023;140(03): 298 - 304 Cuanto más proximal se coapta el hipogloso al facial, más efectivo resulta y también corrige la ptosis palpebral, la epifora y el ectropión. No obstante, con su empleo habitual, se ha asociado posterior- mente reinervación aberrante, con movimientos en masa faciales y sincinesias, tal y como sucedía con los nervios espinal accesorio y frénico (1,23,24). Las conexiones más distales requieren habitual- mente del uso de injerto. La transferencia nerviosa parcial de hipogloso combinada con un INFC permite conseguir un tono correcto de la muscula- tura facial en reposo cuando no existe atrofia de la misma, definiendo claramente el surco nasolabial, pero no consigue el suficiente movimiento (3). Se lleve a cabo una técnica u otra, después de la cirugía, los pacientes deben aprender a controlar la motilidad facial a través del uso voluntario de los movimientos linguales (25). Uno de los objetivos del tratamiento rehabilitador debería ser también el de conseguir recobrar la espontaneidad de la sonrisa. Desafortunadamente, los pacientes que han sido sometidos a una coaptación hipogloso-facial no son capaces de recuperar un control emocional de las expresiones faciales, particularmente de la sonrisa (26,27). Aunque sí pueda conseguirse cierta activación del córtex motor del hipogloso cuando los pacientes realizan movimientos faciales por readaptación cerebral, esta área cortical se encuentra relativamente distante del área corres- pondiente al nervio facial (28). Trasferencia nerviosa de masetérico Fue descrita por vez primera en el año 1978 por Melvin Spira, realizándola en tres casos de parálisis facial de corto tiempo de evolución (29). Su uso se expandió principalmente a finales de los 2000 y principios de la década de 2010, donde se public- aron diversos estudios anatómicos y clínicos que demostraron su constante anatomía y su importante carga axonal (30–34). Pese a que es un nervio pequeño, sus aproximadamente 2700 axones motores mielinizados lo convierten en un nervio denso (35). El abordaje del tronco cigomático-facial se realiza de la misma manera que se ha explicado anterior- mente para la técnica del hipogloso. Para localizar el nervio masetérico, se diseca a través de las fibras del músculo homónimo. El nervio puede ser fácilmente hallado 4 cm anterior al trago, 1 cm bajo el arco cigomático y aproximadamente a 1.5 cm de profundidad (30), como se puede vislumbrar en la figura 1. Figura 1. Vista intraoperatoria de una rama nerviosa del masetérico siendo abordada a través de las fibras del múscu- lo homónimo. Puede verse la relación especial con estructuras como el nervio facial, el arco cigomático y la glándula parótida.
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