Anales de la RANM

13 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 ACCIONES PROTECTORAS Y REPARADORAS TISULARES DEL CBD Fernández-Tresguerres Hernández JA, et al. An RANM. 2024;141(01): 12 - 20 INTRODUCCIÓN El envejecimiento aparece porque las reacciones metabólicas que ocurren en las mitocondrias de nuestro cuerpo además de generar energía producen radicales libres que son los responsables del deterioro tisular. Precisamente entre los factores que juegan un papel importante en el envejeci- miento [1], está la disfunción mitocondrial, que se caracteriza por un incremento del estrés oxidativo con aumento de la inflamación y consiguiente- mente, aumento también de la apoptosis lo que lleva al deterioro tisular y disminución de la funciona- lidad de los órganos. Por todo ello, se acepta que son estos procesos los que contribuyen de manera evidente al deterioro tisular secundario al enveje- cimiento. Al comienzo de la vida, la producción de radicales libres es muy reducida, pero con los años se va incrementando de forma exponencial a la vez que disminuye la producción de antioxidantes, lo que supone un incremento del estrés oxidativo [2] y de la inflamación [3] que lleva también al aumento de la apoptosis. El incremento del estrés oxidativo puede resultar tanto de un aumento en la producción de precur- sores de radicales de oxígeno reactivos, o de las propias especies reactivas del oxígeno (ROS), como de una reducción de los sistemas antioxidantes o de una combinación de todos ellos [4]. Con el avance del envejecimiento, las acciones de las ROS y de otros radicales son mucho más perjudi- ciales [5] porque los sistemas antioxidantes se ven disminuidos y por tanto existe una mayor probabi- lidad de que los ROS ejerzan su acción sobre sus moléculas diana que pueden ser proteínas, ácidos nucleicos y lípidos [6]. Con el envejecimiento, los niveles tisulares de antioxidantes que se producen de forma natural como el glutatión (GSH), la enzima superóxido dismutasa (SOD) y la catalasa (CAT) se reducen y por lo tanto, el estado antioxidante total está disminuido. Durante el proceso de envejeci- miento se va a producir un deterioro progresivo de los diferentes órganos lo que va a conducir a la pérdida de sus funciones fisiológicas. El proceso de deterioro no es igual en los diferentes individuos ni tampoco en los diferentes órganos y ello ha motivado la búsqueda de las causas de dichas diferencias con la intención de tratar de conseguir un enlentecimiento del proceso [7]. Aunque una parte de esta variabilidad pueda tener un origen genético, la verdad que es un proceso multifactorial en donde juegan un papel los estilos de vida y también otros factores externos [8], lo que ha conducido a la búsqueda de sustancias que puedan reducir las lesiones asociadas al envejeci- miento y pudiesen conducir a una terapia antien- vejecimiento [9]. Es imposible evitar el envejecimiento de nuestro organismo, pero es posible retardarlo. Muchos estudios han demostrado que un aporte suplemen- tario de antioxidantes reduce la incidencia de ciertas enfermedades y mejora el estado de salud de los ancianos. La terapia con antioxidantes como la melatonina o el resveratrol [10–12] han demostrado ser capaces de reducir el estrés oxidativo, la inflamación y la apoptosis en diversos tejidos en animales viejos. También los cannabi- noides parece que actúan de manera similar [5,13] incluso protegiendo algunos tejidos de la acción tóxica de sustancias que fomentan estrés oxidativo, inflamación y apoptosis [14]. CBD El CBD es un cannabinoide presente en el cáñamo indio ( Cannabis indica ) y uno de los ingredientes fundamentales de la marihuana. Al revés de lo que ocurre con el Tetrahidrocannabinol (THC) carece de efectos psicotrópicos y su uso es legal en la mayoría de los países del mundo occidental [15]. Se ha sugerido que este compuesto podría participar activamente en la reducción de los fenómenos oxidativos responsables del envejecimiento impidiendo el efecto negativo de los radicales libres [14,16]. Aunque el CBD se aisló ya en los años 40 del pasado siglo y su estructura molecular se pudo establecer en los años 60, solo muy recientemente se ha incrementado de forma importante el interés en dicha sustancia [17,18]. Su mecanismo de acción no está todavía completamente claro hoy, aunque se conocen muchos receptores a través de los que ejerce su acción. Los receptores de los cannabinoides propiamente tales según se fueron descubriendo se les fue nominando como CB1 o CB2 y finalmente CB3 [19]. Así como los receptores CB1 están fundamen- talmente localizados en el sistema nervioso central (SNC) donde desempeñan acciones en los procesos de memoria, cognición, actividad motora y también están presentes en los nervios periféricos donde contribuyen a la percepción del dolor [20]. Los receptores CB2 están localizados en el sistema inmunitario donde juegan un papel importante en la regulación de las citoquinas proinflamato- rias. Sin embargo, el grado de afinidad del CBD por estos receptores es baja ya que su interacción más importante es con el THC y también con los endocannabinoides. Por el contrario, la acción ansiolítica, relajante, antidepresiva e inductora de sueño parece que tiene lugar a través de la interacción del CBD sobre receptores de 5HT1(serotonina) [21,22] aumentando la disponibilidad de este neurotrans- misor cerebral. En el caso de los efectos antiálgicos y especialmente del dolor neuropático parece ocurrir a través de su interacción con receptores de potencial transi- torio (TRP) de tipo vanilloide, que es el mismo tipo de receptor que utiliza la capsaicina para actuar favorablemente sobre el dolor neuropático [23]. Además de los mecanismos mencionados, el CBD parece actuar también inhibiendo la recaptación de

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