Anales de la RANM

41 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 NUEVOS TIEMPOS PARA EL APRENDIZAJE DE LA CIRUGÍA Rodríguez Montes JA An RANM. 2024;141(01): 40 - 44 continuación de la cirugía de la segunda mitad del siglo XIX, es decir, una cirugía científica basada en una Patología Quirúrgica, pero con rasgos y matices exclusivos que la caracterizan. Tres etapas de desarrollo quirúrgico han tenido lugar en el siglo XX (de 1900 a 1918; de 1919 a 1945 y de 1946 hasta el presente) en las que en cada una de ellas han habido hechos significativos que han influido en la historia de la cirugía. Los primeros 20 años del siglo XX representan una sucesión de la revolución que ocurrió en las ciencias básicas en el último tercio del siglo XIX; muchos avances se hicieron durante la Primera Guerra Mundial al adquirir protagonismo la cirugía. En los inicios del siglo XX se incrementan las bases científicas necesarias para continuar la evolución de la cirugía y el desarrollo de nuevos métodos. Después de la Segunda Guerra Mundial, la evolución de la cirugía se vió afectada por motivos socio-económicos y los avances tecnológicos, más que por logros indivi- duales únicos. Han sido los avances científicos y técnicos los que han facilitado la transición desde la tradicional tékhne quirúrgica a la cirugía tecnológica moderna. No obstante, la cirugía actual se sigue presentando como un saber hacer manual e instrumental que continuamente busca sus fundamentos en conoci- mientos derivados de diversas disciplinas cientí- ficas y que asienta sus crecientes posibilidades técnicas en la moderna tecnología. Es el saber hacer manual e instrumental ( cheirogiké epistetéme ) realizado con las manos del cirujano y sus instru- mentos, sobre o dentro del cuerpo del paciente, el que se corresponde con la tradicional tékhne quirúr- gica, y ha sido el rápido desarrollo de la moderna tecnología el que ha dado lugar a la cirugía tecnoló- gica. En la tradicional tékhne , los componentes del acto quirúrgico son la mano del cirujano, los instrumentos quirúrgicos y el paciente, con el campo operatorio delimitado en su cuerpo; en la cirugía tecnológica lo que sucede es que el instru- mento en la mano del cirujano ha sido sustituido por una tecnología compleja (tecnociencia) que se interpone entre la mano del cirujano y el campo operatorio. ¿Qué problemas se plantean en la transición de la tradicional tékhne a la cirugía tecnológica? Acorde con Cristóbal Pera, se concretan a nivel de los tres componentes básicos: mano, instru- mentos y paciente. A nivel de la mano del cirujano son exigibles nuevas destrezas para el manejo de la tecnología quirúrgica; a nivel de instru- mentos, su sustitución por las nuevas tecnolo- gías robóticas exige un alto coste económico, y a nivel del paciente, la cirugía tecnológica lo aleja físicamente del cirujano. Por ello, es esencial evitar que la cirugía se convierta en una competi- ción entre consorcios de tecnologías y cirujanos con una proyección mediática desmesurada, y procurar que la mano del cirujano siga siendo el instrumento de los instrumentos (Aristóteles cita este dicho atribuyéndolo a Anaxágoras) y que los nuevos cirujanos dediquen tiempo suficiente para atender al paciente antes y después de la operación. Solo si esto ocurre, la cirugía seguirá siendo ciencia, arte, técnica y humanismo. APRENDIZAJE DE LA CIRUGÍA La metodología educativa de la cirugía, además de un programa teórico (área cognitiva), incluye los procedimientos biótico (aprendizaje por la vivencia), práxico (a prendizaje por la acción) y ergodidáctico (aprendizaje por la autoactividad). A partir del perfil inicial se deben definir qué cambios en los conocimientos (área cognitiva), en las habilidades (área de psicomotricidad) y en las actitudes (área de la afectividad) deben ser alcanzados. Al final del proceso educativo, el cirujano deberá haber adquirido conocimientos, capacidades y actitudes que no tenía previamente. .El objetivo es conseguir cirujanos competentes, lo que significa que se poseen los conocimientos y habilidades que permiten una asistencia a los enfermos basada en los principios actuales de la medicina y de la cirugía, ya que para un ejercicio profesional adecuado, el cirujano debe adquirir los conocimientos de la ciencia médica y, además, de las técnicas quirúrgicas, sin pretender, en modo alguno, limitarse a éstas; primero se requiere una buena formación médica para, sobre esta base, desarrollar la especialización quirúrgica. Este espíritu anima la conocida frase del cirujano estadounidense John Deaver (1855-1931) un cirujano debe ser algo más que un médico y no algo menos, dicho de otra manera, el cirujano debe ser un médico que además opera, aserto que ya hizo Guido Lanfranco, en 1296, en su obra Chirurgia Magna: no se puede ser un buen médico sin entender la Cirugía; del mismo modo no se puede ser un buen cirujano sin conocimiento de la Medicina . Desde hace más de 150 años el aprendizaje quirúr- gico en todo el mundo se ha cimentado en el modelo tradicional mentor-aprendiz iniciado por Bernhard von Langenbeck (1810-1887) en Alemania y perfec- cionado por William Stewart Halsted (1852-1922) en E.E.U.U., lo que ha supuesto un antes y un después en la enseñanza de la cirugía. Hasta entonces, la educación quirúrgica -salvo en algunos pocos lugares de Europa- era errática, no estanda- rizada y muy poco regulada. Langenbeck ideó y desarrolló en la Charité de Berlín un sistema donde los médicos en formación residirían en el hospital mientras asumían respon- sabilidad progresiva en el cuidado de los pacientes quirúrgicos. El modelo fue conocido por William Halsted quien lo adoptó en el Hospital Universi- tario Johns Hopkins a finales del siglo XIX ​ (1) desde donde posteriormente se extendió a todos los Estados Unidos y al resto del mundo (2). El programa de residencia de Halsted propor- cionó la primera estructura educativa para los aprendices de cirugía, aunque basada en algunos elementos de la formación quirúrgica alemana

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