Anales de la RANM
225 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 ORTOGERIATRÍA Ribera Casado JM An RANM. 2024;141(03): 221 - 231 paciente habitual para el geriatra. Incorpora como ventaja poco cuestionable la profesionalización, en la medida en la que este especialista dispone de un buen conocimiento de los cambios inducidos por el proceso de envejecer y de su manejo, incluidos los aspectos farmacológicos. Esta colaboración supone –de oficio- una continuidad en la atención, mantenida ante la eventual comorbilidad pre y postoperatoria. Además incorpora una planifica- ción conjunta del alta y programa el seguimiento a corto y largo plazo. Son ventajas contrastadas con independencia del modelo de colaboración utilizado. Las aportaciones del geriatra se concretan en múltiples puntos, todos con peso propio en el pronóstico. Neira y Martínez han sistematizado las principales (Tabla 2) (24). Realizar una valora- ción geriátrica integral y tomar las decisiones en función de sus resultados constituye el eje central del programa y, probablemente, lo más novedoso con respecto a la época anterior (25-28). Más allá de reducir la mortalidad el objetivo principal pretende una recuperación funcional que se aproxime al máximo a la situación previa a la fractura. Nuestra colaboración trauma-geriatría en el Clínico de Madrid, que venía funcionando hacía 20 años, se oficializó como ortogeriatría en 2010 con unos resultados positivos que se constataron en un muy poco tiempo (tabla 3) (29). Algo similar ha venido ocurriendo en muchos hospitales españoles. Los registros surgidos tras la puesta en marcha del Registro Nacional de Fractura de Cadera (1,7) son, además de una fuente de información, un estímulo motivador y un instrumento imprescindible para la investigación (30). También, como se ha señalado, para actualizar objetivos, encontrar soluciones a los problemas que van surgiendo y mostrar las mejoras evidentes a la hora de afrontarlos y de obtener respuestas cada vez más positivas. Otro trabajo ilustrativo, basado en ese registro, informa sobre las fracturas atendidas en ochos hospitales madrileños en 2015 y 2016. Son 3995 pacientes (76 % mujeres) con edad media de 85,3 años. El 35,9 % de las intervenciones lo fueron en las primeras 48 horas. La estancia hospitalaria media fue de 11,2 días y la mortalidad hospitalaria de 5,3 % (31). Otro de los objetivos planteados por el RNFC ha sido el de mejorar la calidad de las unidades de ortogeria- tría. Para ello se han establecido unos parámetros indicativos que pueden encontrarse en la tabla 4. Tabla 2. Aportaciones del geriatra a las unidades de ortogeriatría Valoración geriátrica integral como base para la toma de decisiones Detección de la fragilidad Búsqueda de síndromes geriátricos y prevención de sus complicaciones (desnutrición, delirium, caídas, incontinencia, trastornos afectivos, sarcopenia…) Optimización clínica antes de la cirugía Reajuste farmacológico (durante la hospitalización y al alta) Detección y manejo de las complicaciones perioperatorias Planificación de la rehabilitación, Conocimiento de y contacto con centros de apoyo (centros de día, residencias, atención a domicilio, unidades de caídas, …) Planificación precoz del alta, de los cuidados inmediatos y del seguimiento a largo plazo Coordinación del trabajo en equipo, con especial atención al paciente frágil. Además Favorece la docencia e investigación Reduce las estancias y los costos Modificado de Neira y Martínez (24).
RkJQdWJsaXNoZXIy ODI4MTE=