Anales de la RANM

242 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 TRATAMIENTO DE LA BETA TALASEMIA Villegas Martínez A, et al. An RANM. 2024;141(03): 241 - 247 INTRODUCCIÓN Las talasemias son un grupo muy heterogéneo, tanto molecular como clínico, de anemias hemolí- ticas hereditarias, que se caracterizan por una disminución o ausencia de síntesis de una o más cadenas de globina, que entran a formar parte de la hemoglobina. La cadena sintetizada en menor cuantía, es por lo general normal en su composición y en su estructura, a diferencia de lo que sucede en las hemoglobinopatías estructurales (1, 2). Desde el punto de vista genético, según la cadena que está disminuida o ausente, las talasemias se clasifican en α, β, δβ, εγδβ, δ talasemia, o γ talase- mias. Además, pueden desarrollar el fenotipo talasémico algunas hemoglobinopatías estruc- turales que también presentan disminución de síntesis de la cadena de globina y se expresan con microcitosis e hipocromía. La hemoglobina normal del adulto (HbA) es un tetrámero formado por 2 cadenas α y 2 cadenas β, de ahí que las talasemias más frecuentes pertenezcan a estos dos grupos. Por otra parte, las mutaciones causantes de β o α talasemia se clasifican en βº o αº cuando el alelo alterado no da lugar a la producción de proteína y en β + o α + cuando hay disminución de síntesis, pero el alelo alterado aún codifica algo de cadena (3). Desde el punto de vista clínico las β talasemias pueden clasificarse en talasemia mayor que consti- tuye la forma más grave de la enfermedad en la cual, los pacientes dependen de transfusiones a lo largo de toda la vida, formas intermedias, menos graves y talasemia minor o rasgo talasémico, que corresponde a los portadores heterocigotos asinto- máticos, con microcitosis e hipocromía. En los últimos años existe la tendencia clínica a simplificar la clasificación de los casos sintomá- ticos, según los requerimientos transfusionales en talasemias dependientes de transfusiones (TDT) que para mantener su hemoglobina requieren transfusiones periódicas regulares y talasemias no dependientes de transfusiones (TNDT) que no requieren este régimen de transfusiones periódicas o incluso estos pacientes nunca se han transfun- dido o solamente en contadas situaciones (2, 4). A pesar de ser una enfermedad altamente prevalente en países de la cuenca mediterránea como Italia, Chipre o Grecia, así como en otros países del sudeste asiático, norte de África o África tropical, en España la incidencia de talasemia es baja 0.1-2% de formas leves o heterocigotas (5). En los últimos 20 meses el registro Español de Eritro- patología de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia ha recogido 72 casos de TDT y 69 pacientes de TNTD (6,7). El estudio se ha llevado a cabo analizando los pacientes según el número de transfusiones realizadas al año, edad, procedencia familiar, datos clínicos y tratamiento, así como el estudio molecular completo de los gene β y α. FISIOPATOLOGÍA En la fisiopatología juega un papel fundamental la ausencia de cadenas beta y el exceso de las cadenas alfa sobrantes, con las que se aparea, que son muy inestables y precipitan en el interior de eritro- blastos y hematíes (2, 8). Las cadenas alfa forman agregados que oxidan membranas y proteínas y que precipitan e inducen apoptosis y muerte precoz de eritroblastos en médula ósea, antes de convertirse en hematíes, originando eritropoyesis ineficaz. En la sangre periférica los hematíes son destruidos en las sinusoides esplénicas produciendo anemia hemolítica. Como consecuencia aparece anemia crónica grave, con hipoxia, expansión de la médula ósea con múltiples alteraciones esqueléticas, hepatoespleno- megalia y eritropoyesis extramedular (1,2, 3, 8). La hipoxia y el aumento de eritropoyetina, incrementan la producción de eritroferrona, con bloqueo de hepcidina y aumento de absorción de hierro a nivel intestinal, que unido a la sobrecarga férrica producida por la terapia transfusional periódica condicionan un estado de sobrecarga de hierro con daño multiorgánico. Esta sobrecarga puede afectar a hígado con fibrosis, cirrosis y en ocasiones carcinoma hepatocelular, alteración cardiaca con miocardiopatía dilatada, afectación endocrina con diabetes mellitus, hipoparatiroi- dismo, hipotiroidismo, e hipopituitarismo. A larga pueden observarse otras manifestaciones clínicas como hiperesplenismo, colelitiasis, osteopo- rosis, úlceras maleolares e hipertensión pulmonar. TRATAMIENTO El tratamiento convencional se sustenta en dos pilares fundamentales. La corrección de la anemia mediante soporte transfusional periódico y la terapéutica quelante para la prevención y tratamiento de la sobrecarga férrica. Este tratamiento combinado ha permitido mejorar sustancialmente la supervivencia de estos pacientes, ya que sin transfusiones fallecían en la primera década de la vida y sin quelación alrededor de la segunda década. La decisión de iniciar el soporte transfusional con concentrado de hematíes se basa en datos clínicos y la cifra de hemoglobina (Hb). Con cifras de Hb <7 g/dl se debe comenzar la transfusión. Puede progra- marse con cifras >7g dl, si los niños presentan retraso del crecimiento, manifestaciones óseas o esplenomegalia (4). El régimen transfusional comienza aproxima- damente entre el primer y segundo año de vida y dependiendo de los factores previamente señalados no debe retrasarse dado que el problema

RkJQdWJsaXNoZXIy ODI4MTE=