Anales de la RANM

249 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 SERENDIPIA Y MEDICINA Maojo V, et al. An RANM. 2024;141(03): 248 - 258 un camino de búsqueda, en contraste con el signifi- cado de la verdadera Serendipia, la cual describe descubrimientos de cosas no buscadas.” Según esta diferente visión, el descubrimiento de la penici- lina, que se comenta en detalle más adelante, sería un descubrimiento pseudoserendípico, es decir, en realidad Fleming estaba buscando un agente antibacteriano cuando realizó su descubrimiento, por tanto no totalmente serendípico. Pasteur, en múltiples ocasiones utilizó la frase: “En los campos de la observación, el azar no favorece más que a espíritus preparados”. La primera vez que la utilizó pudo ser en 1854, con ocasión del discurso que pronunció como Decano en la inauguración del curso en la Facultad de Ciencias de Lille. En el año 2000, “Serendipia” fue votada como la palabra más popular en el idioma inglés en el contexto de un concurso nacional convocado en un festival literario en Inglaterra (3). El término fue originalmente acuñado en el siglo XVIII por el escritor Horace Walpole tras leer el cuento de hadas persa “Los tres príncipes de Serendip“, antes mencionado, para referirse a "la facultad de hacer descubrimientos afortunados por accidente". Desde sólo unas pocas referencias a finales de los 1950, en la actualidad aparecen en Google más de veintiocho millones de referen- cias para el término “serendipity”, cuando en 2008 sólo se habían registrado tres millones. Irónicamente, Serendipia es también una de las palabras más buscadas en inglés y una de las más difíciles de traducir. Habitualmente, se usa, un tanto imprecisamente, como sinónimo de suerte, “acaso…” o “chiripa”. Se ha propuesto que existen tres postulados clave de la Serendipia: 1.- hallazgo accidental, 2.- descubrimientos debidos a la sagacidad del investigador, y 3.-, cuando el investigador está buscando algo diferente y encuentra el hecho -físico o conceptual- que va a ser descubierto. Pese a que la serendipia en la ciencia podría parecer un suceso muy improbable, o incluso anecdótico, desde una perspectiva científica su importancia es tal que un 10 % de los artículos científicos más citados sugieren la Serendipia como contri- buyente a las innovaciones más revoluciona- rias (4). Si nos referimos a la farmacología para buscar ejemplos significativos en el campo de la medicina, podemos encontrar agentes farmacoló- gicos tan significativos como: • En el caso de la píldora anticonceptiva, en un inicio se buscaba una sustancia abortiva y se acabó descubriendo una sustancia anticon- ceptiva. No fue un golpe de suerte, ya que se conocía que el barbasco Cabeza de Negro, una planta casi extinta hoy en México, era usada desde hacía siglos por las mujeres indígenas y causó sorpresa su actividad biológica. • Tres conocidas moléculas con propiedades antipsicóticas, como la clorpromazina, halope- ridol y clozapina, fueron descubiertas tras una investigación en la que se buscaban fármacos con efectos antihistamínicos, analgésicos y antidepresivos, respectivamente, por lo que podríamos categorizarlos como descubri- mientos serendípicos primarios (5). • Jenner, descubridor de la vacuna de la viruela -o más bien, la persona que la describió por primera vez, ya que se habían realizado preparados antivariólicos con mucha anterio- ridad- no conocía la teoría microbiana que fue descrita años más tarde por Pasteur, por lo que su aportación se basaba en métodos observa- cionales. Jenner comprobó que las mujeres que ordeñaban vacas eran inmunes a la viruela. Así, propuso que el contacto de estas mujeres con el pus de las ampollas del ganado tenía el efecto de proteger a las mujeres de la infección con la viruela (6). • Otro ejemplo de serendipia en fármacos es el minoxidil, originalmente usado como medica- mento para la hipertensión. Muchos de los pacientes que lo tomaban notaron que su vello tenía mayor fortaleza y volumen. Por ello, se comenzó a usar como tratamiento tópico contra la alopecia. • La viagra, conocido fármaco para el tratamiento de la disfunción eréctil, fue descubierto para este uso al aparecer como efecto secundario en un ensayo clínico para el tratamiento de la angina de pecho. • El descubrimiento de la quinina para el tratamiento del paludismo cuenta también con su leyenda propia. Según esta, de dudosa credibilidad, la esposa del virrey de Perú, condesa de Chinchón, pudo ser curada de la malaria mediante el uso de corteza de un árbol. Posteriormente, se trajo esta corteza a Europa, y el conocido botánico sueco Linneo le habría dado el nombre de “chinchona” a esta clase de árboles, y de ahí se habría modificado el nombre a quinina. De todos modos, parece más creíble que simplemente esta corteza de árbol fuera usada por los indios americanos, y posteriormente los jesuitas la traerían a Europa. Los ingleses usarían después el gin-tonic, ya que la tónica contiene quinina, como preventivo para la malaria (7). • Insulina: a finales del siglo XIX era aún desconocido que la diabetes mellitus, una enfermedad común, tuviera la etiología hoy conocida, la de un defecto glandular. En 1889, el profesor von Mering le pidió a su asistente en la Universidad de Estrasburgo, Minkowski, que extirpara el páncreas de un perro para un estudio de la absorción posterior de grasa intestinal. El perro comenzó a mostrar un aumento considerable de hambre y sed, a la vez que su orina atraía a las moscas, y un análisis posterior comprobó que la muestra contenía un claro exceso de glucosa. Años después, Banting y Best comprobaron que la adminis- tración de extracto de páncreas aliviaba los síntomas de la diabetes, descubriéndose así el sustrato de la insulina.

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