Anales de la RANM
37 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 FIBRA ALIMENTARIA Y DIABETES TIPO 2 Pérez-Jiménez J An RANM. 2025;142(01): 30 - 40 CONSIDERACIONES PRÁCTICAS A partir de lo anterior, resulta evidente la necesidad de promover una ingesta adecuada de fibra en la población, tanto para la prevención como para el manejo de la DT2. Sin embargo, nuestro país, al igual que ocurre en la mayoría del planeta (3), mantiene unas ingestas muy inferiores; por ejemplo, en una muestra de 1.655 adultos del estudio ANIBES (Antropometría, Ingesta y Balance Energético en España) se encontró una ingesta diaria de 15 g de fibra (39), alejada de los 25-30 gramos recomendados por organismos nacionales e internacionales (40). Y, reciente- mente, en una muestra de 400 mujeres embara- zadas en España, correspondiente al estudio ECLIPSES (Ensayo clínico para suplementar con hierro a embarazadas) se estimó una ingesta diaria de 13 g/día (41), lo que resulta especial- mente crítico teniendo en cuenta el riesgo de diabetes gestacional y también de desarrollar estreñimiento durante este periodo. Cabe preguntarse por qué una desviación tan alta entre la ingesta recomendada y la efectiva no ha dado lugar al desarrollo de campañas públicas de sensibilización. Probablemente, esto se debe a qué técnicamente, la fibra no está conside- rada un nutriente, por lo que no tiene el mismo abordaje que si esta situación se produjera, por ejemplo, respecto a una vitamina. Sin embargo, dada la relevancia de la fibra en la modulación de patologías con una elevada prevalencia en la sociedad y, en el contexto que nos ocupa, de la DT2, esta situación debería considerarse como un notable problema de salud pública (42) que fuera abordado como tal por los actores con capacidad para desarrollar ciertas campañas o cambios normativos, por ejemplo, en los menús de colecti- vidades. Desde el punto de vista de los distintos profesio- nales sanitarios, es importante conocer estrate- gias prácticas para aumentar el consumo de fibra en pacientes, tanto en riesgo de desarro- llar DT2 como con la patología instaurada, mostrando cómo existen combinaciones de alimentos asequibles y adaptadas a distintos contextos socioculturales, que pueden garantizar una ingesta suficiente de fibra (42, 43). Por ejemplo, un estudio en pacientes con DT2 diseñó una dieta con una ingesta diaria de 50 gramos de fibra a partir de alimentos comunes (44). En el mismo sentido, entidades como la Academia Americana de Nutrición y Dietética recomienda elegir alimentos como tales en lugar de comple- mentos alimenticios para garantizar una ingesta adecuada de fibra (45). Y una reciente evalua- ción del etiquetado de productos alimenticios en el mercado español que destacaban su contenido en fibra mostró que, en muchos casos, no presen- taban un perfil nutricional mejorado frente al de análogos sin esas menciones (46), lo que resalta la importancia de una buena educación nutricional de los pacientes para que realicen elecciones globalmente saludables. Como estrategias prácticas para aumentar la ingesta de fibra en nuestro entorno, resulta recomendable hacer un hincapié especial en el desayuno y los tentempiés de media mañana y tarde, ya que, en la actualidad, estas tres comidas solo suponen, de manera conjunta, un aporte de 3 g de fibra en la población española (39). Y, frente a la concepción muy extendida entre la población de primar los cereales como fuente de fibra, se debe enfatizar en la relevancia de otros grupos de alimentos, como las frutas, las verduras o las legumbres; de hecho, los estudios han mostrado efectos beneficiosos en el riesgo de DT2 para la fibra de frutas (12). Además, la variedad de alimentos implica también una mayor diversidad de tipos de fibra, asociados a mecanismos de acción específicos, como ya se ha comentado. Finalmente, cabe señalar que no se ha estable- cido un límite máximo de ingesta de fibra y que, en cualquier caso, las ingestas recomendadas siguen estando varias decenas de gramos por debajo de las observadas en las poblaciones con mayor ingesta (42, 45), por lo que este aspecto no debería suponer una traba para promover el consumo de fibra. CONCLUSIONES Existe suficiente evidencia sobre el papel de la fibra alimentaria en la prevención y el manejo de la DT2, mostrando efectos beneficiosos en la homeostasis glucídica, así como en otros factores cardiometabólicos y procesos fisioló- gicos alterados en esta patología y que contri- buyen a su exacerbación (inflamación subclínica crónica, estrés oxidativo incrementado, disbiosis). Estos efectos derivados de la combinación de múltiples mecanismos de acción (asociados a la fibra soluble o la insoluble) se manifiestan con ingestas de fibra a partir de 25 g/día. Sin embargo, las ingestas actuales de fibra en la mayoría de los países, incluyendo a España, siguen estando muy alejadas del mínimo de 30 g/día recomendado por múltiples organismos. Por esta razón, es necesario un esfuerzo por parte de todos los actores implicados para lograr aumentar la ingesta de fibra, tanto con un enfoque preventivo de la DT2, como incluyendo un especial énfasis en la educación nutricional del paciente diabético. Estas recomendaciones deberían incluir conside- raciones prácticas que permitan alcanzar un incremento efectivo de fibra y con ciertos requerimientos: asegurando su procedencia a partir de distintos grupos de alimentos; sin necesidad de recurrir a complementos alimenti- cios; con combinaciones de alimentos adaptadas a situaciones socioeconómicos y tradiciones culturales, incluyendo las alimentarias, de natura- leza diversa.
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