Anales de la RANM

69 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 ETIOPATOGENIA Y TRATAMIENTO DE LOS ABSCESOS HEPÁTICOS PIÓGENOS Jiménez Romero C, et al. An RANM. 2025;142(01): 61 - 72 Antibioterapia Los antibióticos deben iniciarse inmediatamente después del diagnóstico de los AHP, una vez extraídos los hemocultivos y antes del DP para evitar la septicemia. En EE.UU ., entre 1980 a 2014, se observó un aumento de los organismos resistentes entre el 14-51% ( 13 ). La resistencia a los antimicrobianos es una preocupación para el tratamiento de las infecciones, incluyendo los AHP, debido a la prevalencia de los microor- ganismos productores de betalactamasas y su resistencia a carbapenémicos. El uso de antibióticos de forma aislada se recomienda en aquellos casos donde la presenta- ción clínica del AHP presenta escasos síntomas, tiene un tamaño pequeño (<3-5 cm) o el paciente mejora clínicamente con los antibió- ticos empíricos iniciales ( 16 , 48 ), habiéndose publicado una tasa de éxito del 100% en AHP <3 cm y uniloculares ( 48 ). El tratamiento de los AHP con antibióticos sin drenaje tiene una alta tasa de mortalidad, sobre todo en pacientes de edad avanzada, presencia de múltiples abscesos y patología tumoral subyacente. La mayoría de los centros administran antibió- ticos por vía parenteral durante 2 semanas seguido de antibióticos orales durante otras 4-6 semanas. Inicialmente, se deben administrar antibióticos de amplio espectro contra aerobios y anaerobios. Aspiración percutánea con aguja fina El aspirado intermitente con aguja es un método de drenaje que puede ser considerado de primera línea en el tratamiento de los AHP en combinación con antibióticos ( 49 ). La ventaja de la punción con aguja fina sobre el DP es su menor calibre y, por tanto, menos traumática para el hígado y más cómoda para los pacientes. Esta técnica es más fácil, simple y rápida y menos costosa que el DP, aunque requiere múltiples sesiones para resolver el AHP. Asimismo, se ha observado que el éxito de la punción aspiración es comparable con el DP en abscesos únicos < 3 cm ( 50 ). Drenaje percutáneo (DP) El DP asociado a antibioterapia se considera actualmente el tratamiento estándar de primera línea para el manejo de los AHP ( 14 , 17 , 30 ). Las tasas de éxito publicadas con el DP de los AHP son entre 77-95% y entre 33-90% en los casos de AHP complicados (grandes, loculados, múltiples o asociados a malignidad) ( 9 , 26 ). En otro estudio no se han encontrado diferen- cias significativas asociadas al fracaso del DP con respecto a la loculación, tamaño máximo, número, ubicación, distancia desde la cápsula hepática y presencia de gas en el AHP ( 16 ). La tasa de fallo del DP oscila entre 9-34% ( 9 , 15 , 16 , 17 , 18 ) y la mortalidad global considerando todas las técnicas se ha reportado entre 0-46% ( 19 , 20 , 23 , 27 , 28 ). En algunos trabajos se ha concluido que el DP y la cirugía son igualmente eficaces en términos de curación, pero la cirugía se asocia con una estancia hospitalaria, coste y una tasa de morbimorta- lidad mayores ( 14 , 16 ). También el mayor tamaño del AHP se ha asociado con la necesidad de DP múltiples y procedimientos quirúrgicos de rescate ( 26 , 46 , 48 ). En comparación con la aspiración percutánea con aguja fina, el DP tiene una mayor tasa de éxito, especialmente en pacientes con AHP igual o mayor de 5 cm ( 46 ). Aunque no existe un consenso unánime sobre la indicación del DP, en general se considera la utilidad del DP cuando los AHP son mayores de 3 cm ( 26 , 46 ). Las principales complicaciones asociadas al DP son la obstrucción, ruptura o desplazamiento del catéter, rotura del absceso, sangrado y sobrein- fección bacteriana secundaria. La retirada del DP se basa en la mejoría clínica y analítica del paciente junto con una disminución del débito total, generalmente con menos de 10 ml/día ( 18 , 43 ). La media de permanencia del catéter de drenaje es de unos 12 días ( 16 ). Tratamiento quirúrgico Actualmente, el tratamiento quirúrgico de los AHP se aplica solo a los pacientes por fracaso del DP o por complicaciones del AHP (perito- nitis, hemorragia, etc.) que son más frecuentes cuanto mayor es el AHP ( 17 ). La mayoría de los estudios defienden el drenaje quirúrgico de los AHP en pacientes con ascitis (aumenta el riesgo de infección peritoneal), adherencias al hígado, coagulopatía, necesidad de abordaje transpleural para el DP, absceso hepático roto o necesidad de tratamiento quirúrgico de la causa subyacente ( 14 , 17 ), así como en pacientes con AHP >5 cm o pacientes críticos con datos de sepsis y abscesos formadores de gas o multiloculados, donde se han obtenido mejores resultados con la cirugía en términos de estancia hospitalaria más corta, menor mortalidad y menor número de procedi- mientos secundarios de rescate ( 26 , 28 ). Las ventajas de la cirugía de los AHP se basan en una mayor facilidad del desbridamiento de las locula- ciones y un drenaje más completo con la disponi- bilidad de la ecografía intraoperatoria que facilita la localización más precisa de los abscesos y evita la lesión de estructuras vasculobiliares, facili- tando la colocación de drenajes y su retirada en aproximadamente 4 días. Una de las desventajas de la cirugía es que los pacientes con tumores suelen hallarse desnutridos, en tratamiento con quimioterapia y un estado funcional subóptimo, lo cual puede contraindicar dicha cirugía por el estado de gravedad ( 9 ). La cirugía laparoscópica puede estar indicada en pacientes críticos con sepsis o por f racaso del DP, contraindicándose cuando se han inter venido previamente en cuadrante superior derecho.

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