Anales de la RANM
25 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 S U P L E M E N T O An RANM. 2025;142(01).supl01: 24 - 28 NECROLÓGICA EN MEMORIA DE MANUEL ESCUDERO FERNÁNDEZ Joaquín Poch Broto extremadamente generosa y de ciencia superla- tiva. De esa escuela saldrían más de 30 catedráticos y quizás algún día, no ahora, haya que escribir la historia de este grupo de ginecólogos y obstetras que bajo una misma dirección caminaron juntos hacia la madurez. Dentro de este ambiente muy estimulante y competitivo va ascendiendo por toda la escala de puestos docentes y asistenciales, casi siempre por oposición, hasta convertirse en el Hospital Clínico San Carlos y en la Maternidad de Mesón de Paredes en un clínico penetrante, un cirujano limpio, rápido y eficaz, un obstetra segurísimo, en un docente de primera magnitud y en un publicista prolífico. Cualquiera de estos aspectos merecería una glosa especial; sólo quiero ofrecer dos ejemplos: • El día de su jubilación operó en poco más de media jornada 2 Wertheims. Me contó que Vidart, su sucesor de quien siempre me hablo con elogio y a quien siempre respetó, le había dicho con cariño y medio en broma que debería contratarle para aligerar la lista de espera, que ya entonces nos empezaba a agobiar. • Era un docente claro y atractivo de lo que dejó muchas muestras en esta en esta Academia; era además muy apreciado por sus alumnos. Tirando de recuerdos me veo en un homenaje que le rinden alumnos de diferentes promociones, unos ginecólogos y otros no; abarrotaban un aula que raramente se llena los días lectivos normales. Era sábado por la mañana y allí estábamos un grupo de profesores amigos mezclados con una multitud de sus alumnos. Son quizá sólo anécdotas, pero hay suficientes testimonios al respecto, son tan coincidentes todos que alcanzan para mí el valor de categorías. Como obstetra tengo para él una gratitud íntima y profunda que se resiste a mayor publicidad. También, durante su periodo formativo conoció otras culturas, estuvo en Karolinska, en la Frauen Klinick de Maximilian, en la de Freiburg y en Italia. Fueron estancias útiles. Al margen de lo que específicamente se aprenda te quitan el pelo de la dehesa y se entiende mejor que esto de la medicina es una empresa globalizada desde el principio. Esta costumbre de viajar para aprender o para enseñar, la conservó durante toda su etapa de madurez. Recorrió Suramérica de arriba a abajo, Estados Unidos y prácticamente todos los países europeos en busca siempre de una medicina mejor. En el 75 ganó la Agregaduría de Valladolid y como allí no había ni Catedrático ni jefe de Servicio, asume ambas funciones. Aquí empieza ya una fase de madurez independiente. Es el momento en el que uno se convierte en fuente de últimas respuestas para todo el que viene a preguntar. Si recurrimos a términos taurinos, casi inevitables en este solar nuestro, se puede decir que en esa época es ya maestro muy placeado y que domina bien todas las suertes. En el 78 vuelve a la Complutense y al Clínico de Madrid, a una vacante que se había generado en la Cátedra del Prof. del Sol. En el 83 accede a la Cátedra y en el 86, tras el trágico fallecimiento de José Ramón del Sol, se hace cargo del departa- mento universitario. Sobre el 90 se produce ya la unificación de los 2 servicios de Obstetricia y Ginecología que habían existido desde hacía muchos años en nuestro hospital. Este proceso pudo haber sido traumático, pero Escudero lo supo llevar con tacto y delicadeza. Si lo comparo con otros procesos similares, este asunto de la Gineco- logía del Hospital Clínico se puede calificar de admirable, y es un asunto que para mí fue de gran mérito y una muestra de liderazgo indiscutible. Hasta su jubilación en el curso 2003-2004 estuvo al frente del Departamento Universitario y clínico, lo llevó con prudencia con un profundo sentido de la justicia y tomó siempre partido por la meritocracia y la modernidad. Mantuvo y potenció unidades preexistentes, pero también creó otras nuevas, como la laparoscopia ginecológica a cargo de Herraiz y Coronado. En un cirujano formado en técnicas abiertas esta toma de partido por procedimientos laparoscópicos nos lo presentan como un hombre de mente muy abierta y flexible. En un trabajo muy anterior a que se introdujeran en España las técnicas robóticas él ya preconizó su valor. Es interesante señalar que pocos años más tarde, en el que era ya su antiguo servicio, se iba a practicar la primera histerectomía robótica radical en España. Supo mantener la ejemplaridad de las sesiones clínicas, a las que Botella acudió muchos años con frecuencia y a quien cedía siempre el lugar de preeminencia. Entendió que estas sesiones, llevadas con rigor y seriedad, son en cierto modo, la columna vertebral de cualquier servicio clínico moderno. Son las que crean criterio, escuela y también sentido de corresponsabilidad. Aprenden los residentes y aprenden los jefes. Sin sesión clínica diaria, además de otras muchas cosas, la medicina hospitalaria decae a colectivismo médico insufrible. Escudero lo creía firmemente, y con la misma seguridad creo que tenía razón. En la mente de Escudero no había gran diferencia entre el Departamento universitario y el servicio clínico asistencial. Consideraba que eran distin- ciones administrativas artificiales y que un Departa- mento universitario, en este tipo de disciplinas no tiene el menor sentido sin su parte asistencial. Se podría discutir esta cuestión “ad infinitum” pero eso es, con toda seguridad, lo que él pensaba y no está excesivamente alejado de lo que pienso yo mismo sobre el asunto.
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