Anales de la RANM
26 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 S U P L E M E N T O An RANM. 2025;142(01).supl01: 24 -28 NECROLÓGICA EN MEMORIA DE MANUEL ESCUDERO FERNÁNDEZ Joaquín Poch Broto PUBLICACIONES CIENTÍFICAS Cerca de su jubilación contaba con más de 300 publicaciones en revistas indexadas y libros, nacionales e internacionales. Destacan muchos artículos sobre citología vaginal, ya desde su propia tesis doctoral en 1966, mecanismo de acción de esteroides sexuales, diagnostico por ultraso- nidos, medicina perinatal, laser en ginecología y oncología ginecológica que son los más numerosos, escribe también sobre otros temas de forma más ocasional. Todos ellos son siempre muy oportunos en el tiempo, es decir son siempre muy modernos y siguen siempre la cresta de la ola que marca el progreso científico en cada momento. Creo que no hay ningún área de su especialidad que no abordara alguna vez a lo largo de su vida científica. Entre los libros que edita o escribe de forma íntegra destacan aquellos dedicados a cáncer ginecoló- gico: Cáncer de ovario en 1992, de endometrio en el 93, cáncer de mama en 1998, además de un precioso libro sobre esterilidad e infertilidad en el 99. En 2002, creo que, de los últimos, otro sobre los problemas de la operación cesárea, del que nos habló alguna vez en la Academia. TESIS DOCTORALES Dentro de su carrera universitaria uno de los aspectos más destacados, es su labor como director de tesis doctorales. Desde el 84 hasta su jubilación dirige 47; de estas 14 obtienen el premio extraordinario, es decir, casi el 30%, pero al margen de la contun- dencia de los números que son casi tan increíbles como objetivos, lo interesante es que cuando uno tiene la oportunidad de leer el listado de forma ordenada y correlativa, se puede advertir cual ha sido a lo largo de los años la evolución científica del director, y de sus preocupaciones clínicas a lo largo de su dilatada carrera, ambas cosas guardan siempre un paralelismo absoluto con lo que ha sido el cambio tecnológico y científico que han marcado el último tercio del siglo pasado y comienzos del actual. Otro hecho notable es el relativo equilibrio que hay entre los temas obstétricos puros y los ginecológicos. Dentro de estos segundos destacan las tesis sobre cáncer y en ellas se ve claramente esta evolución de la que hablaba. Dirigirá en total 20 tesis doctorales de tema oncológico. Si las primeras son mucho más nosográficas, las 4 últimas versan ya sobre aspectos estrictamente moleculares. Por último quiero destacar que Escudero era un director muy proactivo, que pasó muchas horas sobre los manuscritos de sus doctorandos. Con frecuencia he entrado en su despacho y lo he sorprendido, bolígrafo en mano, corrigiendo los “trozos” de tesis que le iban pasando y a los que iba dando el visto bueno antes de pasar al siguiente capítulo. Dos años le distinguió la Universidad Complutense como el mejor departamento de la Universidad en este aspecto de las tesis doctorales. RANME Recibió el Premio de la Academia en 1990 y desde el 91 fue académico correspondiente. Dictó hasta el 2003 una conferencia anual siempre sobre temas en los que tenía experiencia personal además era asiduo asistente a casi todas las sesiones de los martes. Fue elegido en el 2003 para suceder en el sillón número 5 a su maestro y con su elección, la Academia ratificó el concepto de que sólo la elección de los mejores y no ningún otro criterio, es lo que da sentido a esta Casa. Leyó el discurso de ingreso el 17 de abril de 2004 sobre Cáncer de Ovario. Se trataba de una autentica monografía en la que se pasaban revista a todos los aspectos más relevantes desde la epidemio- logía hasta las posibilidades, en aquellos momentos de terapia de la angiogénesis o la terapia génica, se trataba de uno de los temas en los que había trabajado más en los últimos años de su carrera científica. Fue un discurso serio, muy meditado y ambicioso y en algunos aspectos sigue siendo moderno. Le contestó con erudición y profundidad, nuestro querido compañero Prof. José Antonio Clavero. Escudero ha estado, por tanto, más de 30 años con nosotros de los cuales casi 20 como académico de número. Desde luego no fue un académico cualquiera, dirigió el Boletín de la Academia, que modernizó. Entró en la Junta Directiva en 2006 como contador y del 2012 al 2016 fue vicepresidente y si ya antes nuestra amistad era profunda, esos años de contacto casi diario nos permitió conocernos mucho mejor. Los miembros de las Juntas directivas de entonces estoy seguro de que recordarán su capacidad para centrar los problemas y también para encararlos con toda frialdad. Sus conclusiones acertadas casi siempre las sometía al criterio mayoritario de los demás. Desde el punto de vista de la Institución fue un hombre impecable, con más méritos que la mayoría de nosotros y excelente desde muchos puntos de vista, pero si me dieran a elegir una entre todas sus virtudes académicas, me decantaría por su lealtad a la Academia y también a las Juntas Directivas a las que perteneció. Asumió los aciertos y los errores como cosa personal mientras estuvo en las Juntas y cuando dejó de estar. Esta lealtad colegiada no es tan habitual como se pudiera pensar y por tanto, es mucho más de agradecer. Siempre recordaré sus consejos, sus opiniones divergentes y sobre todo, su respaldo firme, cuando alguna vez había que cambiar el rumbo de las cosas.
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