Anales de la RANM

32 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 S U P L E M E N T O An RANM. 2025;142(01).supl01: 29 -34 NECROLÓGICA EN MEMORIA DE ENRIQUE BLÁZQUEZ FERNÁNDEZ Antonio Campos – Un primer nivel, en el que el objeto de su investi- gación fue determinar el papel regulador de las hormonas insulina, glucagón y sus péptidos afines sobre el metabolismo, incluyendo la identificación de los receptores y transduc- tores de su acción fisiológica, su relación con el genoma, la distribución tisular, especial- mente en el sistema nervioso , y su incidencia y efectos, en las etapas prenatal, neonatal y adulto y en la ingesta propia de cada etapa. – Un segundo nivel, en el que el objeto de su investigación fue igualmente determinar el papel regulador de las hormonas insulina, glucagón y sus distintos péptidos afines en la fisiopatología de algunas enfermedades metabólicas, neurodegenerativas y vasculares, especialmente en relación con la resistencia a la insulina y con las distintas disfun- ciones genéticas que afectan a los receptores y procesos de transducción por un lado y a la incidencia asimismo de los distintos tipos de ingesta por otro – Y un tercer y último nivel en el que el objeto de su investigación fue determinar los efectos de diversos fármacos, especialmente la metfor- mina, en modelos experimentales de patologías neurodegenerativas en relación igualmente con la tolerancia de la glucosa y, la expresión génica y de proteínas, del receptor de la insulina, sus transductores y sus sensores metabólicos cerebrales. Desde sus primeros trabajos en revistas interna- cionales en 1968 y 1969 en Journal Endocrinology hasta sus últimas publicaciones, - la más reciente este mismo año aunque lamentablemente ya sin su firma-, Enrique Blázquez mantuvo, con una tenacidad fuera de lo común, una línea de investi- gación constante, recta y sin meandros, creciente en aportaciones relevantes y de un gran impacto y proyección en la medicina. Fue, en la investi- gación, como dije a propósito de la forja de su identidad, por su tenacidad, por su voluntad mantenida en el tiempo, el biólogo molecular y el investigador médico, que profesional y científica- mente quiso ser. Existen, además de los citados hasta ahora, algunos otros hechos, especialmente relacionados, a mí juicio, con la fuerza de su tenacidad, que vinculados a su actividad en la Academia, no quiero dejar de mencionar en este apartado. En efecto, desde su ingreso, y hasta 2023, Enrique Blázquez dirigió en la Academia un curso titulado “Fundamentos moleculares de la Medicina” que en sus diecinueve ediciones congregó en nuestra Institución a los expertos más relevantes en este campo y a sucesivas generaciones de jóvenes médicos e investigadores interesados en los distintos avatares de la Biología molecular. No sé cómo logró primero y como pudo mantener después, hasta el pasado año, la realiza- ción de un curso de esta naturaleza; una actividad, la de impartir cursos, que nunca ha formado realmente parte de las actividades regulares de esta casa. Como convenció en su día de la necesidad de impartir estos cursos es algo que desconozco, pero, de que fue su firme convicción en organizarlos, y su tenaz voluntad en mantenerlos, lo que ha permitido llevarlos a cabo, es algo de lo que no me cabe absolu- tamente ninguna duda. No me extrañaría que en su pensamiento latiera el recuerdo de los antes citados cursos que, sobre Biología molecular, recibió en su juventud impartidos por D, Severo Ochoa y que tanta influencia tuvieron en su devenir futuro. Y junto a ello, académico ejemplar, en sus 22 años en nuestra Academia, en su Academia, realizó, además de los citados cursos, 14 intervenciones en sesiones académicas ordinarias y 753 defini- ciones nuevas para el Diccionario, así como 90 revisiones. Ello implica, en lo que al Diccionario se refiere el haber vinculado su nombre y autoría a un promedio de casi 4 definiciones al mes, mes a mes, durante 22 años. SERENIDAD La serenidad es el último rasgo que voy a abordar en esta aproximación al juicio de dintorno, al retrato interior, que intento esbozar en el presente discurso sobre la personalidad de nuestro querido compañero y amigo Enrique Blázquez. Se ha afirmado que la serenidad es la capacidad de una persona para actuar en todo momento de una manera racional, templada y discreta. Y ello solo es posible si la identificación y la asunción de la realidad, esto es si el reconocimiento y la aceptación de la misma con todos sus matices, preceden, invariablemente, a dicho modo de actuar. La serenidad en el ser humano no es por tanto una mera respuesta coyuntural ante una situación concreta sino una actitud generada en el devenir de toda una vida, una actitud y un modo de actuar, sustentado en nuestra propia identidad y en los proyectos y metas que de ella se derivan. El escritor argentino Jorge Luis Borges ha escrito que buscar la serenidad en la vida es, incluso, una ambición más razonable que buscar la felicidad y añade que la serenidad quizá solo sea una forma de felicidad El filósofo Arnold Davidson interpreta, por otra parte, la serenidad como una filosofía del saber estar. Nuestro Baltasar Gracián en sus obras morales, incluye las figuras del hombre sereno y discreto. Su descripción de un ser humano con dichas características reza concretamente así: “sabe esperar su hora; tiene grandeza de alma sin ostenta- ción; sobresale en ecuanimidad; en todo momento sabe ayudar y a la vez cuidarse sin jamás entregarse ni alienarse; es penetrante, pero impenetrable; reservado, sabe no prodigarse; singular, practica la cortesía como un arte de mantener la distancia ante lo que no comparte” Cualquier persona que haya conocido a Enrique Blázquez podría describirlo como un hombre sereno, como un hombre tranquilo al que le son

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