Anales de la RANM
A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 An RANM. 2025;142(01).supl01: 35 - 40 NECROLÓGICA EN MEMORIA DE ENRIQUE CASADO DE FRÍAS Manuel Díaz-Rubio 35 Autor para la correspondencia Manuel Díaz-Rubio Real Academia Nacional de Medicina de España C/ Arrieta, 12 · 28013 Madrid Tlf.: +34 91 159 47 34 | E-Mail: secretaria@ranm.es Excmo. Sr. Presidente de la Real Academia Nacional de Medicina de España, Excmo. Sr. Secretario General, Excmos. e Ilmos. Sras. y Sres. Académicos, familia del profesor Casado de Frías, señoras y señores. La Junta Directiva de la Real Academia Nacional de Medicina de España me ha encomendado el triste honor de realizar el discurso de precepto en recuerdo y memoria del académico de número profesor Enrique Casado de Frías que ocupó el sillón número 36 de esta Real Academia desde su ingreso el 17 de noviembre de 1992. Antepongo que resulta duro glosar la figura de alguien a quien tanto he admirado y respetado. Por ello pido disculpas a todos los presentes por si en algún momento me aparto de aquello que debe primar, como es lo objetivo y objetivable de su vida y labor, y dejo traslucir mis emociones. Huir de los juicios de valor es a veces difícil, sobre todo cuando a la admiración y el reconocimiento se suma el afecto, pero es nuestra obligación apartarnos de ello para centrarnos en todo aquello que ha sido nuclear en su vida. Dedicar esta sesión especial al recuerdo de una figura tan señera de nuestra medicina es trascen- dente, en cuanto que con ello demuestra nuestra Real Academia el valor que da a la pérdida de un académico que dedicó tantos años de su vida a esta Institución. Por otra parte, la Real Academia Nacional de Medicina de España, deja para la historia, constancia de lo que significó su figura, su obra y su pensamiento. El profesor Enrique Casado de Frías vive hoy en nuestros corazones y seguirá haciéndolo en la memoria de nuestra Academia. Me gusta repetir algo que he señalado en más de una ocasión en cuanto a lo que considero tres momentos trascendentes en la vida académica. El primero, impresionante por la enorme respon- sabilidad que se asume, es aquél en el que los académicos nos comprometemos con la institu- ción, por nuestra conciencia y honor, al depositar el voto para elegir a un nuevo académico. He insistido que en ese acto cada académico se está de alguna forma eligiendo así mismo trasformando dicho momento en un auténtico juicio de nosotros mismos. Un segundo momento trascendente y crucial es aquel en el que el académico elegido, tras su discurso de ingreso, recibe de manos del Excmo. Sr. Presidente la Medalla de Académico, jura o promete cumplir los Estatutos y acompañado del Excmo. Sr. Secretario General toma posesión de su sillón. Es un momento lleno de magia, ilusión y trascendencia en el que el nuevo académico se compromete de por vida con la Institución. El tercer momento trascendente, en el que nos invade el dolor, es esta sesión necrológica en la que rendimos homenaje al académico fallecido, dándole entrada en la historia de la Academia y en la medicina española y universal. Parece que fue ayer el día en que dejé al profesor Enrique Casado en la puerta de su casa en el centro de Soria tras un placentero un viaje, realizado hace ya muchos años, que me permitió descubrir su calidad humana e intelectual. Me enseñó Soria, explicándome apasionadamente cada detalle, deteniéndonos finalmente en la Plaza del Rosel recreándose en ella a la vez que me señalaba de nuevo con enorme emoción donde estaba su casa y lo que significaba en su vida dicha ciudad. La simbiosis entre la razón y la emoción que percibí en su alegría, palabras y pensamientos me mostraron a alguien repleto de cualidades que desconocía. El profesor Casado de Frías nació en Madrid el 5 de mayo de 1929. Su padre era natural de Almazán y su madre, aunque madrileña, de familia de Medina- celi, pertenecientes a la provincia de Soria. Estudió parte de su bachillerato en el Instituto de Soria y en el Colegio de los Sagrados Corazones de Madrid. Durante su infancia y la Guerra Civil vivió en Burgo de Osma, villa de la que su padre fue alcalde durante un tiempo. Toda esa experiencia vital marcó su carácter castellano, impregnado de gran seriedad, austeridad y humildad, así como su amor y compromiso con Soria y su provincia. Ese carácter y amor a su tierra marcaría toda la vida. Además, por si lo anterior fuera poco, se casó con Conchita Sáenz Ridruejo, la mujer de su vida, cuya familia tenía fuertes raíces en esa tierra. A través de ella, con dos carreras, algo inédito en su tiempo, recibió importantes influencias del que sería su suegro, el reconocido ingeniero de Caminos, catedrático de Geología y Académico de Ciencias Clemente Sáenz García. Consecuencia de todo ello queda clara como la vinculación de Enrique Casado de Frías a Soria y su provincia fue absoluta, lo cual es clave para conocer, no solo su talante castellano, sino su amor por sus orígenes y sus inquietudes históricas y culturales. DOI: 10.32440/ar.2025.142.01.supl01. art07 Enviado*: 10.12.24 | Revisado: 14.12.24 | Aceptado: 29.12.24 *Fecha de lectura en la RANM A R T Í C U L O · Vida Académica 2024 SESIÓN NECROLÓGICA EN MEMORIA DEL PROF. ENRIQUE CASADO DE FRÍAS Manuel Díaz-Rubio 1 1. Académico de Número de la Real Academia Nacional de Medicina de España - Medicina Interna
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