Este año 2023 se celebra el cincuenta aniversario del ingreso en esta Real Academia Nacional de Medicina del Excmo. Sr. Dr. D. Ramón Castroviejo Briones como Académico de Honor de esta Institución y con ese motivo se ha puesto una pequeña exposición con los elementos más relevantes e ilustrativos que hacen referencia a dicho motivo y que han sido prestados gustosamente por el Instituto Castroviejo de la UCM.
Su discurso preceptivo de ingreso, fue leído el 27 de Noviembre de 1973, siendo presentado al resto de los Académicos, por el entonces Académico de Número y catedrático de Oftalmología, Excmo. Sr. Dr. D. José Pérez Llorca, que inició su presentación con el siguiente discurso: “Estamos frente a un virtuoso de la cirugía ocular”, “Su virtuosismo operatorio es posible porque además, es con gran frecuencia el autor de las técnicas que ejecuta y del utillaje indispensable para que esa ejecución sea posible. Es al mismo tiempo, ejecutante, compositor e instrumentista”, “En él se aúnan la habilidad de Paganini, la inspiración de Bach y la prodigiosa artesanía de Stradivarius”. La contestación a estas palabras y al resto del discurso por parte del Dr. Castroviejo, fueron las siguientes “Este honor es el más grande que he recibido en mi vida profesional y, en consecuencia, me siento profundamente emocionado”. Se podría pensar que fueron palabras de cortesía, en un hombre que en su vida recibió tantos premios y galardones, sin embargo, su profundo agradecimiento se puede deducir de su propia biografía (Figura 1).
PRIMEROS AÑOS EN LOGROÑO (1904-1920) Y ETAPA FORMATIVA EN MADRID (1920-1928)
Castroviejo nace en Logroño en 1904, en el seno de una familia acomodada, su madre Ana Briones es una mujer culta y su padre Ramón Castroviejo Novajas, es médico oftalmólogo, bien situado en la ciudad. El matrimonio tiene tres hijas, Anita, Teresa, Angelines y un hijo, Ramón que siempre verá en su padre el modelo a seguir, sintiendo por él una gran admiración.
En esta etapa comienza sus estudios primarios en el colegio San José de los Hermanos Maristas, obteniendo el título de bachiller en el instituto de enseñanza media de Logroño en 1920, expedido por la Universidad de Zaragoza. Castroviejo siempre consideró a su padre como su primer maestro, como refiere en su discurso de ingreso como Académico “…Quiero recordar primeramente a mi padre, Dr. Ramón Castroviejo Novajas, de quien aprendí, hasta su muerte prematura, dedicación a la Medicina, ética profesional e innumerables valores humanos. Indudablemente fue él quien…. me transmitió su gran ENTUSIASMO y AMOR a la OFTALMOLOGÍA”.
En 1920 se traslada a Madrid para iniciar sus estudios universitarios, quiere estudiar medicina como su padre, y quiere hacerlo en la Universidad Central, atraído por dos figuras fundamentales en su vida, que impartían docencia como catedráticos, en ese momento en dicha universidad. El primero D. Santiago Ramón y Cajal, que justamente en ese año que Ramón empezó sus estudios, era el último año que Cajal impartiría docencia, pues acababa de cumplir setenta años y le llegó la jubilación forzosa. La otra figura admirada por Castroviejo era D. Manuel Márquez, catedrático de Oftalmología y hombre de gran prestigio en su especialidad.
En 1927 se licenció en Medicina y según refiere en su discurso de ingreso Castroviejo dice: “…Indudablemente, el maestro que más impresión me causó durante mi vida universitaria, y cuya influencia y ejemplo me empujaron continuamente a superarme en mis trabajos de investigación y clínica fue D. Santiago Ramón y Cajal. Me hubiera gustado seguir sus pasos, dedicando todas mis actividades solamente a la investigación pura, pero no di la talla y, considerándome sin la suficiente preparación para la investigación básica, tuve que contentarme con limitar mis aspiraciones a la investigación clínica, pero siempre teniendo como referencia constante la Biblia del gran maestro. “Reglas y Consejos sobre investigación científica”. Efectivamente la influencia de Cajal fue tan grande que incluso la fotografía constituyó una de sus principales pasiones, llegando a realizarse autorretratos en las mismas poses que Cajal junto al microscopio o incluso en actitud deportiva con el torso desnudo. Un detalle curioso lo representa su exlibris, en el que un sello representa el perfil de la cabeza de Cajal, un microscopio y un corte histológico transversal de la retina. Actualmente este grafico es el emblema que identifica al Instituto que lleva su nombre, como respeto a su memoria. Como el gran Maestro, Castroviejo también era deportista, llegando a ser subcampeón de España en el lanzamiento de jabalina en 1927 y campeón de Castilla en 1929.
En 1927 inicia la especialización en oftalmología y los estudios de doctorado con el Prof. Márquez y el Dr. Francisco Poyales, jefe del servicio de oftalmología del Hospital de la Cruz Roja, quien le nombra médico ayudante del servicio durante el periodo de 1927-28. Su paso por el Hospital no debió ser indiferente como muestra una fotografía dedicada por Doña Beatriz de Borbón donde se ven fotografiadas las enfermeras de la Cruz Roja y a pie de foto el manuscrito “Al Dr. Castroviejo en recuerdo de los buenos tiempos de la Cruz Roja de Madrid” (Figura 2).
CASTROVIEJO Y ESTADOS UNIDOS (1928-1975)
Durante su estancia en el Hospital de la Cruz Roja, el Dr. Francisco Poyales le anima a que salga al extranjero y vea lo que se está haciendo fuera de España en el campo de la oftalmología y Castroviejo comienza a hacer gestiones con la Junta de Ampliación de Estudios para conseguir una beca que le permita estudiar algunos aspectos de la cirugía ocular en Europa. Sin embargo, es a través del Dr. Poyales que tiene un amigo en Chicago, de donde le llegará una invitación para pasar seis meses en Estados Unidos, en el Chicago Eye and Ear Hospital and College, enviada personalmente por el Prof. William Albert Fisher, para trabajar como profesor de Oftalmología y director del laboratorio. Aunque esto supone un cambio de planes con respecto a lo planeado en un principio, Castroviejo piensa que puede ser una buena oportunidad para aprender inglés y conocer la oftalmología de América. Gracias a haber iniciado los trámites en la Junta de Ampliación de Estudios y haber conseguido financiación para el viaje a Estados Unidos, la Junta le otorga la consideración de pensionado. Es durante la estancia de 1928-30 donde se puede considerar su periodo formativo en América con el Prof. Fisher en Chicago, donde continua con los trabajos iniciados en España sobre histopatología de la córnea, cataratas y zónula.
Debido a que los seis meses iniciales de estancia se amplían dos años más, Castroviejo tiene la oportunidad de revalidar los estudios de Medicina en el Estado de Illinois (1929) y preparar los exámenes del American Board de Oftalmología, que obtiene en 1930, pasando así a ser miembro de la American Academy of Ophthalmology & Otolaringology (Figura 3).
Durante la preparación de los exámenes al Board, conoce a dos grandes oftalmólogos americanos que cambiaran su futuro oftalmológico: los Dres. William Benedict y John M. Wheeler. El primero le ofrece un puesto de trabajo para llevar a cabo unos estudios experimentales en el Instituto de Medicina Experimental de la Clínica Mayo donde es profesor y el segundo, el Dr. Wheeler, profesor de oftalmología de la Universidad de Columbia, le ofrece un puesto para trabajar en experimentación y clínica en el Instituto de oftalmología que se estaba construyendo en el Centro Médico Presbiteriano de Nueva York. Acepta las dos propuestas y como el segundo ofrecimiento, el Hospital estaba aún en fase de construcción, decide ir primero con el Prof. Benedict a la Clínica Mayo durante los años 1931 y 1932. Sin embargo, antes de irse a dicha Clínica, puede llevar a cabo su deseo previo de hacer un viaje por Europa para visitar los principales centros oftalmológicos del momento, como Viena, Praga, Berlín y París, para conocer a las principales figuras de la oftalmología europea. El más instructivo para él, sin duda, fue Praga donde conoció al Prof. Elschnig que le impresionó profundamente, pues además de ser un hábil y extraordinario cirujano, era también un gran clínico, investigador y anatomopatólogo. En su Clínica pudo observar pacientes con trasplantes de córnea completamente transparentes, que habían sido injertados en corneas con distinto grado de opacificación. Esta técnica quirúrgica de la queratoplastia solo se hacía en Praga en aquellos años y solo por el equipo del Prof. Elschnig. Desde ese momento Ramón Castroviejo sabría a que se iba a dedicar nada más llegar a la Clínica Mayo y cuál sería el motivo de su investigación.
A su regreso de Praga se incorpora con una beca a la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota y comienza a investigar en la técnica de la queratoplastia. Aquí comienza realmente, su consolidación profesional. Considera que, para mejorar la técnica de la queratoplastia, su abordaje necesita cambiar el concepto quirúrgico existente hasta ese momento, pues el manejo de la córnea necesita de otro tipo de instrumentación más adecuado para no dañar los tejidos y todo ello le lleva a desarrollar un nuevo concepto quirúrgico, el de la microcirugía. Diseña nuevas pinzas, tijeras, porta agujas, porta cuchillas y agujas curvas con perfiles diferentes a los existentes, con el fin de buscar la técnica más adecuada que permita los mejores resultados. Todo su trabajo experimental lo lleva a cabo en conejos, gatos y perros. Lee todo lo que hay publicado hasta la fecha, incluidos los trabajos de su amigo el Dr. Galo Leoz Ortin, discípulo de Cajal, que había trabajado y publicado con abundante bibliografía, sobre queratotomías y queratoplastias, volviendo de nuevo a su aproximación a D. Santiago y sus trabajos de investigación. En esta fase diseña un instrumento clave para la intervención, el cuchillete doble, que utiliza doble cuchilla de afeitar permitiéndole llevar a cabo trasplantes de distinto tamaño utilizando un instrumental barato y diseñado por él. En 1931 presenta en una reunión de la Clínica, un informe con sus primeros resultados sobre la utilización del trasplante rectangular, lo que constituye una autentica primicia en esa cirugía, pues consigue mejores resultados que los que se obtenían hasta la fecha. En noviembre de ese año presenta su informe final, donde ratifica sus investigaciones previas, presenta resultados de estudios, llevados a cabo en auto, homo y heterotrasplantes, incluyendo los estudios histológicos de los ojos operados en distintas fases de cicatrización, así como de sus complicaciones, publicándose el estudio completo en la revista American Journal of Ophthalmology en septiembre de 1932, el trabajo despierta tanto interés, que ese mismo año le conceden otra beca de investigación en el Eye Institute del College of Physicians and Surgeons de la Universidad de Columbia, en Nueva York.
A finales de 1932 como tenía previsto, se traslada al Instituto de Oftalmología del Hospital Presbiteriano de la Universidad de Columbia en New York, con el Prof. Wheeler, donde le contratan como instructor de oftalmología y médico asociado de oftalmología. A su llegada continua con sus trabajos de investigación experimental, pero utilizando ahora un trasplante cuadrangular como variante en la técnica y utilizando animales cuyas corneas presentaban cicatrices por traumatismos mecánicos o químicos. En esta Institución será donde comiencen sus primeros trasplantes en seres humanos, permaneciendo hasta 1952 (Figura 4).
Aunque Castroviejo continua en Estados Unidos, sigue pensando en volver a su tierra y nunca considera en principio que su estancia sea definitiva, por tanto no ha de extrañarnos que a su llegada a Nueva York y ya establecido, en 1933 decida escribir una carta a la Junta de Ampliación de Estudios de España que en ese momento presidía Ramón y Cajal, para comunicarle que ya disponía del certificado de residencia expedido por el Consulado General de España, remitiendo un programa de la Sociedad Americana de Cirujanos con sus actividades investigadoras y la beca conseguida, para que fuera tenido en consideración, así como el viaje que había realizado por Europa para estudiar la cirugía ocular que se hacía en ese momento, motivo este que le llevó a realizar las primeras gestiones con la Junta de Ampliación de Estudios. La respuesta de la Junta fue que se le otorgó la consideración de pensionado.
El resultado de todas las investigaciones llevadas a cabo hasta esa fecha, lo presenta en el XV Congreso Internacional de Oftalmología celebrado en Madrid en 1933. A partir de este momento su figura adquiere reconocimiento internacional, consolida su técnica de trasplante cuadrangular en humanos y desplaza el liderazgo científico en los trasplantes de córnea de Europa a Estados Unidos. Existe una anécdota de un congreso de la Academia Americana de Oftalmología a la que había asistido en ocasiones anteriores, llevando los resultados de las queratoplastias experimentales y en el que el problema que le ponían siempre era el mismo, que al ser en animales no era extrapolable a las personas. Castroviejo quiso zanjar este problema de una vez y le volvió a llegar la inspiración del gran Maestro, hizo lo mismo que Cajal cuando fue al congreso de Berlín, llevando su microscopio y sus preparaciones y sentando a los sabios del momento para que vieran sus neuronas. Castroviejo cogió sesenta personas operadas de trasplante por él, alquiló un vagón de tren, los montó y se los llevó al congreso de la Academia Americana, sentándolos a todos al final de la sala del congreso con una linterna que dio a cada uno. Después de la exposición de su conferencia, en el turno de preguntas volvieron a suscitarse dudas con respecto a la posibilidad técnica y entonces Castroviejo invitó amablemente que los que desearan ver sus resultados, vieran con sus propios ojos, los resultados de la técnica empleada en los sesenta pacientes trasplantados. Parece ser que a partir de ese momento se acabaron los problemas y fue reconocido mundialmente.
En 1946, contrae matrimonio con Cinthia Warren Smith, mujer culta y liberal, hija de un importante empresario, con la que tendrá dos hijos Alix y Christopher. Gracias a su esposa, que estaba muy relacionada con la alta burguesía neoyorquina, Castroviejo también se integra en la sociedad y en 1948 inaugura su Hospital Oftalmológico privado en el 9 East 91 Street, que mantendrá activo hasta 1973, año en el que cerrará la Clínica y su actividad privada. Su actividad asistencial pública la realizaba como Profesor en la Medical School of New York, así como de director del Departamento de Oftalmología del Hospital St. Vincent y Oftalmólogo cirujano Consultor de los hospitales St. Clair y Lincoln.
La Clínica privada de Castroviejo era en realidad un hospital muy bien dotado de la instrumentación más moderna de la época, tenía laboratorio fotográfico, sala de esterilización, cocina, habitaciones muy bien equipadas, cuarto de lavado y un quirófano con un espacio abovedado con una galería superior para poder ver las intervenciones quirúrgicas. La docencia especializada es una de sus actividades prioritarias como se pude ver por la gran colección de películas grabadas que forman parte de su colección para la docencia y que constituyen parte de su legado. Actualmente todas sus películas se conservan en el Instituto Castroviejo y han sido digitalizadas para que puedan seguir viéndose.
PRODUCCIÓN CIENTÍFICA
La revista Archives of Ophthalmology, publica en el año 2001 una relación en la que se enumeran los 100 libros de oftalmología más importantes del siglo XX, entre ellos figuran tres, escritos por españoles, La retina de los vertebrados de Ramón y Cajal, la Cirugía Ocular de Arruga y Queratectomia y queratoplastia de Ramón Castroviejo. De nuevo al lado de Cajal compartiendo la calidad de sus libros. Escribe 238 publicaciones, la mayor parte en inglés (82,7%) en español (13,9%), en francés (2,53%) y en alemán (0,84%), siendo su mayor producción la llevada a cabo entre los años 1929-31 y 1957-63. Su libro más importante es sin lugar a duda el Atlas de Queratectomías y Queratoplastias, cuya primera versión es de 1964 en español, siendo considerado como un clásico de la disciplina durante muchos años y donde describe técnicas de trasplantes y el uso del instrumental por él diseñado. El libro tiene una gran cantidad de ilustraciones realizadas por Allemany, un gran dibujante científico de la época y también gran cantidad de fotografías con las técnicas empleadas y las complicaciones que pueden aparecer. El libro también se editó en inglés, francés y alemán.
CASTROVIEJO Y SU RELACCIÓN CON ESPAÑA
Se fundamenta en dos apartados, el programa de becas y la difusión de la cultura española en Nueva York.
PROGRAMA DE BECAS
Castroviejo siempre fue consciente que gracias a las becas y ayudas que le concedieron desde su país o fuera de él, pudo realizar su carrera científica, él mismo, dice en su Discurso de Ingreso: “…Por ello, constituyó en mí verdadera obsesión el poder devolver a mi patria lo que conmigo habían hecho”. Creó por tanto un sistema de Becas entre 1955-1971, con financiación propia y también de fundaciones y organizaciones españolas o particulares. Anualmente convocaba tres becas que los aspirantes tenían que solicitar rellenando una instancia que debía ser acompañada de los méritos que cada concursante juzgase oportunos, conocimiento de la lengua inglesa que, si bien no era indispensable, si era preferente y el fallo del concurso era llevado a cabo personalmente por el Dr. Castroviejo. De este modo pudieron beneficiarse 124 médicos españoles, 30 médicos latinoamericanos, filipinos y australianos.
El programa de la beca era como sigue. En primer lugar, el becario viajaba a Nueva York, vinculándose a la clínica privada de Castroviejo, 2º hacía rotaciones a otros hospitales americanos, 3º el viaje se prolongaba durante unos tres o cuatro meses y finalmente la estancia se completaba con la asistencia al Congreso de la Sociedad Americana de Oftalmología. Si bien todas las ciudades españolas se pudieron beneficiar de estas becas, las más importantes por el número de habitantes se vieron más favorecidas.
En 1971 se constituye la Asociación de Becarios del Dr. Castroviejo, con el fin de dar continuidad a la obra educativa esbozada por él, se iniciaron las gestiones para la creación de un Instituto de Investigaciones Básicas Oftalmológicas, patrocinado por la Fundación Mediterránea que empezó su andadura dentro de la Universidad Autónoma de Madrid. El Gobierno español, a través del Ministerio de Educación y Ciencia, aceptó el proyecto y lo legalizó oficialmente.
DIFUSIÓN DE LA CULTURA ESPAÑOLA
Lo lleva a cabo gracias a sus relaciones sociales con importantes personajes de la política y del mundo empresarial de la época, como Marcelino Ortiz, Eva y Juan Domingo Perón, Indalecio Prieto, Fidel Castro, Truman, Onassis, entre otros. También del mundo del arte, Vicente Alexandre, La Argentinita, Carmen Amaya, Dalí, como más conocidos y del campo científico como Severo Ochoa del que era muy amigo y estuvo como invitado preferente en la celebración de su premio Nobel en 1959. Ambos recibieron la medalla de oro del Instituto de España en Nueva York junto al Embajador John Davis Lodge el 10 de noviembre de 1982.
EL REGRESO A ESPAÑA
Él siempre pensó en volver; en 1973 cierra su clínica en Manhattan y en 1974 se jubila como Profesor clínico. En 1975 se traslada a Madrid, dona todo su legado científico al Instituto que lleva su nombre y crea el Banco de Ojos que inicialmente estará vinculado a su Instituto.
En 1983 se produce el cambio de adscripción Banco de Ojos, a la Universidad Complutense de Madrid (UCM) trasladándose a la nueva sede, el pabellón 6 de la cuarta planta de la Facultad de Medicina, con 1.900 metros cuadrados de superficie, construyéndose un aula para 160 personas, una biblioteca que recoge su propia biblioteca trasladada de Nueva York, su despacho, una sala de juntas, secretaría, laboratorios y salas para consulta clínica, todo perfectamente amueblado.
En 1984 es nombrado director del Instituto de Investigaciones Oftalmológicas Ramón Castroviejo, el Prof. D. Antonio Gallego, catedrático de Neurofisiología de la UCM.
El 2 de enero de 1987, fallece D. Ramón Castroviejo.
En 1988 es nombrado director del Instituto el Prof. D. Julián García Sánchez, Catedrático de Oftalmología de la UCM y director del Departamento de Oftalmología, hasta el 2010 que se jubila, siendo sustituido por el Prof. D. Alberto Triviño Casado, Catedrático de Oftalmología de la UCM, hasta el 2015, fecha en que es nombrado director el Prof. D. José Manuel Ramírez Sebastián, también Catedrático de Oftalmología de la UCM y director del IIORC en la actualidad (Figura 5).
A pesar del fallecimiento del Dr. Castroviejo, su obra sigue adelante y sigue creciendo, en el año 2008, se inauguran las nuevas instalaciones de la Clínica del Instituto Castroviejo, un pabellón de 900 metros cuadrados de superficie, completamente dotado para el estudio y el tratamiento de las enfermedades oculares, así como para la investigación clínica, siendo el Rector de la UCM el Prof. D. Carlos Berzosa, el Decano de la Facultad de Medicina el Prof. D. Ángel Nogales y el director del IIORC el Prof. D. Julián García Sánchez. Este pabellón clínico situado en la misma planta que el primero se sitúa justo enfrente lo que permite el acceso a ambos simplemente cruzando un pasillo general de la Facultad. Esta ampliación ha permitido que ahora el Instituto Castroviejo, disponga, de una zona de Investigación básica y de Docencia por un lado, así como de Asistencia e Investigación médico-quirúrgica por otro. Esta circunstancia, permite realizar estudios clínicos y básicos coordinados lo que favorece poder llevar a cabo una investigación traslacional. El personal está constituido por un equipo multidisciplinar de médicos oftalmólogos, biólogos, ópticos optometristas, fisiólogos y matemáticos asociados, profesores de la UCM y del propio Departamento de Inmunología, Oftalmología y ORL.
El centro dispone de personal técnico especializado y da formación especializada a través del programa de contratos predoctorales de la UCM y del Ministerio, lo cual permite que los jóvenes doctores formados y acreditados por la ANECA puedan concursar a las plazas de concurso que se convoquen. Los equipos de material para investigación del centro se complementan con los Centros de Ayuda a la Investigación (CAI) de grandes equipos como microscopios electrónicos o confocal.
En definitiva, la tan anhelada idea esbozada por Castroviejo e iniciada por la Asociación de Becarios, de la creación de un Instituto de Investigaciones Básicas Oftalmológicas constituye hoy día una realidad que sigue progresando en el seno de la Universidad Complutense de Madrid.
CASTROVIEJO: OFTALMÓLOGO UNIVERSAL
Según refiere Arthur Gerard DeVoe en la necrológica por la muerte de Castroviejo, cada generación de cirujanos oftálmicos parece producir al menos un individuo carismático destacado que, aunque no siempre de la manera más convencional, deja sin embargo una impronta inconfundible en la práctica quirúrgica de su época. Probablemente sea de los últimos grandes cirujanos integrales de la oftalmología, además de la queratoplastia por la que ha trascendido a la historia, también realizó otras intervenciones como cataratas, glaucoma, desprendimientos de retina, estrabismos y cirugía plástica aparentemente con gran éxito quirúrgico, lo que le llevó a ser el oftalmólogo estadounidense más reconocido de su época en Europa, Sudamérica, India y el Lejano Oriente.
Nombrado doctor honoris causa de las universidades de San Marcos de Lima 1940 (Perú), Santo Domingo 1945, Salamanca 1965 (España), Granada 1966 (España), Santa María 1969 (Brasil) y Santo Tomás de Manila 1972, East University de Manila 1972, U. Autónoma de Madrid 1974, U. Complutense de Madrid 1980. Condecorado con la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica (España), Núñez de Balboa (Panamá) y Sol (Perú). En 1984, al cumplir ochenta años, recibió el Senior Honor Award de la Universidad de Nueva York.
Como resultado de su gran actividad y creatividad, fue nombrado miembro honorario de las Sociedades Oftalmológicas nacionales de Alemania, Argentina, Australia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, Egipto, España, Filipinas, Grecia, India, Israel, México, Panamá, Perú, Reino Unido, Santo Domingo, Sudáfrica, entre otras.
En 1975 los Oftalmólogos estadounidenses especialistas en córnea crean la Castroviejo Córnea Society, la más importante del mundo en patología corneal. En 1987 la Sociedad Española de Oftalmología crea el premio Castroviejo para investigadores clínicos o quirúrgicos de más de cuarenta y cinco años que más hayan contribuido al conocimiento de las disciplinas. En el año 2000 la American Society of Cataract and Refractive Surgery (ASCRS), le eligió como uno de los diez oftalmólogos de todo el mundo que más han contribuido al desarrollo de la Oftalmología en el siglo XX. En España junto con Arruga y Barraquer forma el ABC de los tres Oftalmólogos más influyentes del siglo XX (Arruga, Barraquer, Castroviejo).
CASTROVIEJO: LA PERSONA
Se puede intuir en parte como es la persona por como hace su obra, pero es difícil. Sin embargo, indirectamente podemos saber cómo le ven los que han estado más cerca, este es el caso de su hija Alix que nos describe un retrato más personal del gran hombre que fue su padre. El rasgo más esencial fue su generosidad. “Decimos adiós a una vida entera dedicada a los demás”, fue generoso con sus enfermos, sus amigos y su familia. Fue un hombre sencillo que, habiendo recibido muchos honores a lo largo de su vida nunca los utilizó para lucirse, siempre le gustó que le llamaran tan solo Dr. Castroviejo. Su energía no tenía límites y eso le permitía tener una gran capacidad de trabajo, andaba de prisa y siempre delante de todo el mundo, los demás debían seguirle. Gozaba de una gran memoria fotográfica que le permitía tener rapidez en el diagnóstico y seguimiento de sus enfermos. Un gran amante del deporte que lo fomentó en sus hijos y nietos. Aunque muy trabajador, también era muy divertido en su tiempo libre, le gustaba bailar y lo hacía muy bien. En su vida los enfermos eran lo primero, con ellos tenía una paciencia infinita, les explicaba las instrucciones las veces que hicieran falta sin alterarse.
También le gustaban mucho los animales, todos, pero sobre todo los perros que gozaban de un lugar preferente en su mundo y a los que ayudó cuando fue necesario, operándolos para que no se quedaran ciegos. Fue un gran luchador y su lema era “Nunca aceptes un no por respuesta”. Para sus hijos fue un gran padre y para sus nietos, de sobresaliente.
El pulso de la ciudad de Nueva York estaba en perfecta consonancia con su personalidad enérgica y dinámica, pero por encima de todo era riojano y allí fue para cerrar el ciclo de su vida.
La otra cuestión de su personalidad es su relación con Ramón y Cajal, muy influido por su figura con gustos y aficiones semejantes, la fotografía y el deporte, incluso influencias históricas vitales parecidas. Cajal se licencia en Medicina en 1872, con el comienzo de la tercera guerra Carlista, en 1874 es destinado a la guerra de Cuba en calidad de capitán médico y en 1914 comienza la primera guerra mundial, siguiendo con gran preocupación los acontecimientos, consciente por su experiencia en Cuba que las guerras generan muerte y amargura y lamentando además que la ciencia se hubiera puesto al servicio de la producción de armas, lo cual le produjo un gran desaliento. Castroviejo se encuentra en Nueva York cuando estalla la guerra civil en 1936, lejos de su familia, y la segunda guerra mundial comienza el 1 de septiembre de 1939, las guerras sorprenden a las personas y les hacen plantearse cuestiones y formas de actuar ante la injusticia y la barbarie manifiesta. Castroviejo está fuera de su país y sabe que no es el mejor momento para volver.
¿Qué es entonces lo que busca Castroviejo, durante toda su vida, en esa influencia que parece transmitirle Cajal?
Según Diego Gracia en su escrito “El otro Cajal”, publicado en: Santiago Ramón y Cajal: un Nobel Complutense 1906-2000. Cajal en sus diversas lecturas pudo conocer algunos escritos del filósofo Fichte, en 1974 había publicado Algunas lecciones sobre la destinación del sabio, y años después en 1800, La destinación del hombre. Fichte entiende por destinación, ese destino asumible o rechazable libremente por el ser humano; no es, pues, destino natural, sino humano, moral o libre. Es la llamada que todos sentimos en nuestro interior de llegar a ser todo lo máximo que podemos ser y en Cajal, según Diego Gracia, adquiere la forma, no menos imperativa, de “Sé tú, no los demás”. Es un imperativo que se nos impone moralmente y nadie se realiza humanamente, si no cumple con aquello que es adecuado para su destino. Probablemente Castroviejo supo ver o descifrar justamente eso en Cajal y como él, fue capaz de llegar a ser lo máximo que pudo siendo él mismo. Coherente con sus principios y su vida, su agradecimiento a su nombramiento como Académico de Honor, tras repasar los distintos aspectos de su vida, se puede decir que fue tan sincero como él era. Finalmente murió donando sus ojos para que sus corneas fueran trasplantadas y sirvieran para dar visión a los que la perdieron.
Con el humor que le caracterizaba dijo “Cuando muera, en el epitafio de mi tumba que pongan: “Despertarme a las 8 am”
Muchas Gracias.
DECLARACIÓN DE TRANSPARENCIA
El autor/a de este artículo declara no tener ningún tipo de conflicto de intereses respecto a lo expuesto en el presente trabajo.
BIBLIOGRAFÍA
- Cánovas Sánchez, F. Santiago Ramón y Cajal. Maestro, científico y humanista. Alianza editorial; 2021. 536 p.
- Castroviejo, Alix. Ramón Castroviejo, mi padre. Tribuna abierta. ABC, 11 enero 1987: 64.
- DeVoe AG. Ramon castroviejo, md. Trans Am Ophthalmol Soc. 1987;85:6–8.
- Discurso de Ramón Castroviejo Briones. Entrega del título de Académico de Honor al Excmo. Sr. Dr. D. Ramón Castroviejo Briones de la Real Academia Nacional de Medicina el 27 de noviembre de 1973 p. 7, IIORC, separata 5-73.
- Gracia Guillén D. El otro Cajal. En: Santiago Ramón y Cajal: un Nobel Complutense 1906-2006. Universidad Complutense de Madrid, editor. 2007. p. 21–45.
- Murube del Castillo J. Ramón Castroviejo Briones | Real Academia de la Historia [Internet]. Available from: https://dbe.rah.es/biografias/11728/ramon-castroviejo-briones
- Polack FM. Ramón Castroviejo, 1904–1987. Cornea. 2000;6(1):593–602.
- Valcayo Peñalba I. Ramón Castroviejo: trayectoria científica e intelectual de un oftalmólogo del siglo XX. Universidad Complutense de Madrid; 2017.
ranm tv
José Manuel Ramírez Sebastián
Real Academia Nacional de Medicina de España
C/ Arrieta, 12 · 28013 Madrid
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Año 2023 · número 140 (02) · páginas 208 a 216
Enviado*: 23.05.23
Revisado: 28.05.23
Aceptado: 20.06.23
* Fecha de lectura en la RANM