Resumen
Francisco Méndez Alvaro nació en Pajares de Adaja (Ávila, 27 de julio de 1806). Fue un excelente médico, político y escritor, Alcalde de Madrid y Académico de la Real Academia Nacional de Medicina elegido democráticamente como Presidente en dos ocasiones. Por consejo paterno a los diez años se trasladó a Madrid con la intención de ser comerciante. El no aceptaba esta profesión y con el tiempo obtuvo el título de Licenciado en Medicina. Su interés primordial se centro en la Salud Pública, la defensa de los médicos frente al intrusismo y al estado de la Lepra en España. Publicó numerosos trabajos en revistas de medicina y otras, anticipándose siempre a su tiempo. Méndez Álvaro recibió numerosos honores y las más altas distinciones reconociendo su excelencia académica, política y social.
Abstract
Francisco Méndez Álvaro was born in Pajares de Adaja (Ávila, 27 de julio de 1806). He was one eminent physician, politician and writer, Major of Madrid and fellow of the Real Academia Nacional de Medicina, in which he was democratically elected for two term of tenure as President. At the age of ten, he moved to Madrid where he obtained a degree in Medicine (Licenciado en Medicina). His main interest was in Public Health and the defense of physicians against professional intrusism. He published numerous papers in medical and other journals, always before his own time. Méndez Álvaro received many honors and the highest awards in recognition of his outstanding academic, political and social activities.
Palabras clave: Méndez Álvaro; Vida y obras.
Keywords: Méndez Álvaro; Life; Professional activity.
INTRODUCCIÓN
En los años treinta mi padre tuvo el privilegio de conocer personalmente a Don Miguel de Unamuno, Don Claudio Sánchez Albornoz y Don Luis Jiménez Asua. Este grupo de hombres ilustres viajaban invitados en mi tierra y mi padre, un humilde campesino, les acompañaba en excursiones por la zona de Gredos, donde cazaban, pescaban y admiraban el esplendor de la sierra. Con ocasión de estas excursiones campestres llegó a tener cierta relación amistosa con ellos. Todos le impresionaron por su clarividencia y particulares intereses. Recuerdo que mi padre me contaba las conversaciones que mantenía a veces y los comentarios que Don Miguel solía hacer con la socarrona profundidad que le caracterizaba.
Curiosamente llegó al alma de mi padre cuando se refería a los hombres de los pueblos de Castilla; “hay que ver lo inteligentes que son estos analfabetos”. Ello cuadraba con la idea de Don Santiago Ramón y Cajal sobre la cultura en España cuando decía: “Evitemos que los ríos de España se pierdan en el mar y los talentos en la ignorancia.”. En otras palabras que desaparezcan los niños yunteros como escribía Miguel Hernández. Ello caló profundamente en mi adolescencia y siempre admiré a quienes desde la pobre aldea natal llegaron con tesón a la ciudad donde la cultura les redimió. Así, simplemente, les redimió. Ejemplos muchos. Todos los conocemos, bastaron para llegar penuria económica condimentada con esfuerzo y tesón.
Todos los martes del año, además de otras ocasiones, nos reunimos los académicos de la RAMN en el anfiteatro que con seguridad guarda grandes recuerdos. Previamente yo suelo visitar la galería de presidentes algunos de los cuales fueron mis Maestros como el profesor Benigno Lorenzo Velázquez, Don José Botella Llusiá, Don Hipólito Durán y Don Amador Schüller. Habrán percibido ustedes y estoy seguro que me he referido a todos como MAESTROS. A este respecto yo acostumbro a decir que estos días en que a los Señores Maestros de nuestra infancia se les llama profesores, tanto yo como a mis colegas universitarios nos encanta llamar “Maestros” a nuestros mejores profesores. Título este que no lo da el gobierno, se gana. Ustedes me entienden. Mis paisanos suelen decir que cuando en un pueblo hubo un señor maestro bueno los niños aprendieron, progresaron y llegaron a hombres de provecho. Cuando esto no sucedió, comentan, todos borriquitos. Seguro que más de uno de los que me lean lo han entendido perfectamente. Volviendo a la galería de presidentes puedo y debo decirles que la visión y el recuerdo de su obra ha sido y será siempre un estímulo y acicate para mi andadura académica.
FRANCISCO MÉNDEZ ÁLVARO. PRIMEROS AÑOS
Pero quien fue Don Francisco Méndez Álvaro. Utilizo ahora lo que él dijo en “. Apuntes para mi biografía publicado en los anales de la Real Academia de Medicina 1888” (Fig 1).
Don Francisco nació en Pajares de Adaja en 1806 y falleció el año 1883. (Fig 2). El mismo escribió “Dios quiso que viniera yo al mundo en un lugar humildísimo de la provincia de Ávila llamado Pajares el día 27 de junio de 1806 en estado tan lastimoso y con tan pocas probabilidades de vida que mi padre, por si mismo, aun antes de nacer por completo, juzgó necesario administrarme el sacramento del bautismo. Cristiano era yo antes de desprenderme de mi madre y cristiano católico me he mantenido, me mantengo y me mantendré lo que dure mi vida, si bien no haya dejado de atravesar peligros y sufrir vicisitudes en el curso de esta ya larga travesía que voy haciendo por el mundo.” “Fue mi padre Don Sebastián, un modesto pero culto y honrado cirujano, que anduvo de pueblo en pueblo ganando “el pan nuestro de cada día” es decir, lo estrictamente necesario y no siempre para el cotidiano alimento de la familia, pero privado de los recursos para dar a sus hijos brillante educación y costosas carreras (1). Mi padre me enseñó a “leer y escribir, gramática castellana y las cuatro reglas de cuentas” pero sobre todo me inculco las máximas de moral cristiana y hombría de bien. Por ello le estoy tremendamente agradecido”. El mismo Don Francisco declara: ”nunca fui bullicioso juguetón y alegre.
Niño como era parecía por mi gravedad un hombre. Era precoz en mis juicios maliciosos y por lo tanto reservado y formal.” Recordando las palabras de Cajal sobre la perdida de ríos y talentos pienso que en España abundan y necesitan encauzarse para no perderse en el mar o la ignorancia. Don Francisco es un ejemplo paradigmático al respecto aunque muchos lo tenemos en mente por haberlo vivido. Recuérdense otra vez los niños yunteros de Miguel Hernández. Padres sin cultura oficial, pero con la sabiduría a la que se refería Don Miguel redimieron a muchos de la austera y secante vida campesina castellana. La cultura una vez más mueve montañas.
La educación de Don Francisco llegados sus 10 años en un pueblo castellana no le permitía obtener más instrucción de las que ya tenía. Entonces fue a Madrid gracias a la generosidad de un tío materno, Don Pedro de Alvaro, uno de los comerciantes mejor establecidos y mas respetados de Madrid con dos almacenes uno en la calle Carretas y otro en la de Atocha. Allí estudio, Humanidades, Idiomas, Lógica y Teneduría de libros porque estaba en los cálculos de su tutor hacer del muchacho un buen comerciante e incluso le hacía pasar muchos ratos detrás del mostrador de uno de sus comercios (2). La aversión que sentía el chico por el comercio, las compañías independientes, las lecturas de autores impíos y de novelistas ateos cambiaron la fe que sus padres con tanto celo le inculcaron. Mas tarde el ejemplo de su buena esposa Doña Josefa Puente verdadero “dechado de virtudes” le salvó de muchos males.
INTERÉS POR LA MEDICINA
Pronto se dio cuenta de sus inclinaciones medicas. En la primavera de 1828 su tío le dijo que no podía ser un buen comerciante y amigos de su tío le convencieron de que el muchacho servía para cualquier carrera científica o literaria y que haría mal al no estimular sus buenas disposiciones. Convencido su pariente de sus inclinaciones accedió a que estudiara Medicina. El día 1 de octubre de 1823 comenzó sus estudios con gran brillantez. Por razones ajenas a él se vio forzado a trabajar como cirujano de segunda clase. Se casó y trabajó como cirujano de Pradena de la Sierra (Segovia) con un salario de 7000 reales al año de los cuales debía abonar 1800 al barbero o ayudante. Años mas tarde en Madrid logro el título de “Licenciado en Medicina”. (3)
Había aprendido también por consejo paterno francés e inglés y ello le permitió la primera traducción del libro de Dance “. Guide pour l´etude de la clinique medicale.” Sobre la base de este manual con la ayuda de un amigo y compañero Don Matías Nieto Serrano publicó “Exploración clínica práctica” bien aceptado entre estudiantes y médicos. Similar al Noguer y Molins de mis tiempos de estudiante en San Carlos. Escribió por entonces “Arte de los apósitos” y público una memoria sobre el catarro pulmonar epidémico, llamado gripe. Aficionado a las letras desde pequeño le atraía los libros extranjeros. Así cayo en sus manos el librito Doussin y Dubreuil sobre el “Onanismo en las mujeres”. Como muchacho de veinte años, siempre escaso de dinero decidió traducir y publicar ese libro para conseguir algunos duros. Lo hizo a medias con un amigo. Traducido, obtuvieron la obligatoria censura, dificilísimo en aquel tiempo y con aquel contenido. Tarde, pero se concedió no se sabe cómo. Puesto el librejo a la venta acudían en tropel los curiosos a comprarle por el morbo que originó. El ruido del éxito llego a las autoridades que, escandalizadas, lo prohibieron. Les llamó e interrogó el juez pero el editor ya había pagado 800 reales a cada uno de los autores. Ganaba también 24 reales al mes por clases que daba de repaso a condiscípulos de años anteriores.
MÉNDEZ ÁLVARO ACADÉMICO
Tomo posesión como académico el 19 de mayo de 1863, ocupando el sillón numero 8, con un discurso titulado “Consideraciones sobre la higiene pública y mejoras que reclama en España. La higiene municipal”.
Fue nombrado presidente el día 30 de septiembre de 1864 y por segunda vez el 31 de octubre de 1870, en esta segunda ocasión no pudo tomar posesión por razones de salud. Ello indica su valía y el respeto y reconocimiento que merecía a sus compañeros. Recuérdese que ya entonces las elecciones eran secretas en urna y totalmente democráticas.
De él dice el entonces Secretario Perpetuo de la real academia Don Matías Nieto Serrano que asistía con puntualidad a las sesiones de la Academia (3,4). Fue miembro de la comisión de vacunaciones que él fundó.
Nunca rehuía el trabajo. Mas bien echaba sobre si una parte del que bien distribuido correspondía a los demás miembros de la Academia. En cuanto su actuación como presidente, representó siempre a la colectividad nunca a si mismo ni a una fracción determinada. Depositario del espíritu tradicional de nuestra nobilísima academia, legó a sus sucesores el depósito confiado a su custodia acrecentado y en vías de progresiva prosperidad así como su interesante biblioteca, que aún se conserva.
Personalmente descollaba su rectitud y bondad; nadie pudo quejarse de que la parcialidad torciera su juicio en sentido desfavorable de la justicia y la verdad. Apreciaba el mérito donde quiera que se encontrara y no se doblegó jamás a defender una noble causa por motivos poco nobles. Se dice que su actividad fue de tal magnitud que equivaldría a haber escrito 6 folios cada día de su vida. Recordemos que pocos días antes de su muerte le fue ofrecido un homenaje verdaderamente apoteósico en el Salón Fornos muy concurrido. Hubo que suspender tres días antes de la celebración el reparto de tarjetas. No se había presenciado un espectáculo tan impresionante desde el homenaje que se rindió al novelista español don Benito Pérez Galdós. Con ocasión del homenaje le fueron ofrecidos medallas, álbumes y alguna condecoración.
Falleció 10 días después de bronconeumonía con una sensación unánime de sentimiento y pesar en toda España. En vida fue académico miembro de honor de corporaciones nacionales y extranjeras (Montpelier, Paris, Londres, Roma, Milán) y recibió condecoraciones tales como la Cruz de Epidemias, la Gran Cruz de Isabel la Católica y la Cruz de la orden de Carlos III. Enumerar sus trabajos, charlas, publicaciones cae fuera del objetivo de esta publicación. Pueden encontrarse en la Real Academia Nacional de Medicina. Siempre nuestro ilustre académico supo adelantarse en ideas y conceptos que están hoy de plena actualidad. Como ejemplo de sus publicaciones quiero enumerar el “Arte de los apósitos la Lepra en España”. “La mortalidad de los niños expósito”, Formulario especial para el tratamiento de las enfermedades venéreas, y Defensa de la clase médica contra las pretensiones de cirujanos y practicantes. (Figuras 3 y 4)
MÉNDEZ ÁLVARO EN POLÍTICA
En política fue Alcalde Constitucional de Madrid Secretario del Consejo de Sanidad, Vocal del mismo Consejo, Consejero de Instrucción Pública y Diputado a Cortes en Madrid en dos ocasiones. Lógicamente ello le obligó al abandono momentáneo de la medicina. Es difícil imaginar la cantidad de artículos que salían de su mano, médicos y no médicos.
En el campo de la medicina se distinguió como médico higienista y publicó miles de artículos y trabajos sobre todo en el Siglo Medico “en el Boletín de Medicina Cirugía y Farmacia y en la Gaceta Medica”. Particularmente le intereso la Salud Publica, la asociación para los intereses de los profesionales de la medicina (5). Sus esfuerzos cristalizaron en la Fundacion de la llamada “.Alianza de las clases medicas.” precursora de los colegios médicos actuales. Intentó regularizar el servicio de higiene publica y medicina legal. Pero no llego a buen fin porque fue barrido por el movimiento revolucionario que ya se preveía.
DISTINCIONES QUE LE OTORGÓ MADRID
La estación de autobuses de Mendez Álvaro , una calle importante con su nombre, una estación de metro, Recibió además numerosas distinciones nacionales y extranjeras (Fig 5, 6, 7)
Todo ello unido al cariño, afecto y consideración que siempre le profesó el pueblo de Madrid. Para terminar quiero hacer constar que su pueblo natal Pajares de Adaja le rindió un emocionado homenaje con motivo del 200 aniversario de su nacimiento.
BIBLIOGRAFÍA
- Canales Bermejo, F: Francisco Méndez Álvaro y su pueblo. Pajares de Adaja. Avila. Mijan industrias gráficas abulenses S.L. 2007
- Nieto Serrano M. Biografía del excelentísimo y ilustrísimo señor Francisco Méndez Álvaro. Madrid M. Tello. 1888
- Nieto Serrano M. Biografía de Méndez Álvaro leída en la Real Academia Nacional de Medicina por su autor y publicada en diversos números del Siglo Médico. Real Academia Nacional de Medicina. Archivo y biblioteca.
- Matilla Gómez V. Galería de Presidentes. Real Academia Nacional de Medicina. Sánchez Díaz E. Comunicación personal Medicina.
- Moro Aguado J. Francisco Méndez Álvaro: la higiene española en el siglo XIX. Junta de Castilla y León. Conserjería de cultura y bienestar social. Valladolid. 1980.
DECLARACIÓN DE TRANSPARENCIA
El autor/a de este artículo declara no tener ningún tipo de conflicto de intereses respecto a lo expuesto en la presente revisión.
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Pedro Sánchez García
Real Academia Nacional de Medicina de España
C/ Arrieta, 12 · 28013 Madrid
Tlf.: +34 91 159 47 34 | Email de correspondencia
Año 2019 · número 136 (02) · páginas 113 a 117
Enviado*: 23.04.19
Revisado: 28.04.19
Aceptado: 25.05.19
* Fecha de lectura en la RANM